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11/05/2017


Ni antes, ni después, solo ella, inalterable, indemne, desafiante, oscura, y aunque así lo sea, a todos nos conoce muy bien, y algún día, nos dejará lugar, para que pasemos a través de su afilada y reflectante Hoz.

No interesa lo posterior, y menos lo anterior, a su existencia, pero sí interesa, y que es imperioso que se comprenda cabalmente, que aquella existencia es segura, y quien la entiende de esta manera, es la tan temida por muchos y también, la tan amada y alabada por otros tantos, como lo es la denominada: Muerte. Ni antes ni después de ella, ni siquiera a su alrededor, solo ella, dentro de sus propios y oscuros dominios, en donde todo y nada, ocurre al mismo tiempo.

Todos los que la han conocido, pues han debido hacer un pacto de silencio, porque nadie ha vuelto para develar sus oscuras propiedades entitativas. Millones y millones la han visitado, ya sea, sin quererlo, o bien, por motus propio, han quedado bajo los designios de Ella, otros la han visto desde muy cerca, y otros tantos, la han sentido en forma de una distante presencia, pero quienes han logrado tener el permiso de traspasarla, no podrán retornar a contarnos ¿que es esa tan enigmática Muerte?, ni menos que menos, ¿que hay más allá de los dominios en donde Ella es la reina absoluta? Pero, si bien los que han estado cerca de ella, y luego han vuelto a este lado de la vida, solamente tienen vagos recuerdos de lo que podría llegar a ser... a esa tan enigmática y tan temida Muerte, nadie ha sido capaz, nunca, de poder definirla, de poder darle la verdadera entidad que creo que se merece, y mucho. Y soy consciente que, tampoco yo podré definirla tal cual es, pero, al menos, intentaré acercarme lo más que pueda, y ojo, acercarme con mi mente... por ahora.

Entonces, los que todavía no hemos llegado a estar cerca de Ella, ni menos que menos, haberla atravesado, solamente podremos valernos de la intuición y de la deducción, para encender la antorcha del entendimiento, sobre algo tan oscuro de entender, como lo es la Muerte. Todo ente oscuro, es así, sigilosamente inobservable e inescrutable, debido a que, su inherente oscuridad, nos hace extremadamente dificultosos a cada uno de nuestros intentos destinados a su comprensión de manera intuitiva deductiva, y es por ello que, todo lo que es oscuro, -y que no significa nada malo, sino que significa que para entenderla, en este caso, a la Muerte, hay que descorrer el gran manto de oscuridad que la cubre, el cual se conforma por medio de un muy alto grado de grosor y opacidad-, es por ello entonces, que, en este caso, la Muerte es oscura, debido al velo casi infranqueable que la cubre, y que únicamente la atraviesan, los que tienen el permiso de su parte, o los que no tienen su permiso, todavía, pero al menos, tenemos el derecho de analizarla, de manera metodológicamente intuitiva.

Antes que Ella, digámoslo así, de este lado de la Muerte, sabemos a ciencia cierta, qué es lo que sucede; del otro lado de Ella, solo podremos darnos cuenta, con un cierto grado de imaginación, pero respecto de Ella misma, de la Muerte, que el poder de nuestra penetración intuitiva, deberá estar revestida de una fuerza psíquica que en muy pocas ocasiones utilizamos, para lograr desentrañar velos y hacerlos mas transparentes.

Pues analicemos entonces, basados en el poder mental, y con las eficientes herramientas de la intuición y de la deducción, dejando fuera de este proceso, a todos los sentidos, porque los sentidos nos engañan, y no nos muestran toda la realidad, es más, el mundo de lo sensible, sin que se lo perciba, es mucho más amplio, que el accionar abarcativo de los sentidos pueda llegar a conocer por si mismo. Aunque hay veces que los sentidos, y con la gran ayuda de la intuición, el objeto de estudio, es develado de una manera bastante eficaz, y véase que expresé eficaz y no eficiente, porque ambas acepciones, no significan lo mismo.

La Muerte... ni antes, ni después... solo Ella, ¿que es? Pues, comencemos a intuir para luego deducir.

Pero para poder llevar a cabo tan magnánimo acto deductivo, respecto de un objeto de estudio, que es nada más y nada menos, que sobre la Muerte misma, y que se constituye como lo más oscuro y lo más impenetrable, a la hora de surcar sus intersticios, que de seguro poseerá, detrás de su gran y opaco velo de color negro, para poder hacer ello y mucho mas; debo extremar mi capacidad de percepción, de intuición y de deducción, con el objeto de mostrar al mundo, lo que realmente es la Muerte en si misma (desde mi punto de vista, porsupuesto), desprovista de toda otra relación con cualquier otro concepto a su alrededor, así se encuentre muy cerca, como también, a una gran distancia.

Solo a Ella, le pediré un poco de colaboración, al momento de interpretarla, tal como un periodista interpreta una cierta investigación. No se deben dejar cabos sueltos, ni deducciones basadas en ninguno de nuestros sentidos; es mas, nuestros sentidos, no deberían tener ningún papel en este largometraje, en el que me he embarcado.

Pues, la Muerte, la neutralidad por excelencia, la convergencia inequívoca de todo ser viviente, inteligente o no, y de cualquier reino, es un lugar en donde el visitante, ya sea de manera repentina, o bien, con aviso anticipado; de meses o de hasta años de antelación; es la receptora de todos los boletos destinados al inevitable traspaso de un mundo al otro. Y no me refiero a los boletos de entrada o a los de salida, porque la Muerte no es un espacio dedicado a contener, sino que es un estado dedicado a generar un punto de inflexión "Divino", entre un estado vibratorio que provee la vida misma, y otro estado vibracional muy diferente, y que en este caso, es lo que hay más allá del punto de inflexión denominado, Muerte. La Muerte es el punto de inflexión por excelencia, comparado con todos y cada uno de los puntos de inflexión existentes que no se relacionan con ella, y que, más bien, se relacionan con la vida misma, con lo que hasta ahora conocemos, ya sea por nuestros sentidos o por nuestra intuición y deducción, o bien, por una mezcla razonable de todo ello.

Primero partamos por el miedo a la Muerte, ya que la mayoría, con razón o no; no voy a abrir juicio sobre ello; le tiene terror, le tiene pánico, y vive su vida huyendo de todo evento diario que lo pueda siquiera, acercar, a la Muerte. Con lo cual, me pregunto, ¿porque huyen despavoridos, en lugar de aceptarla como una "muy poco elocuente compañera"? La Muerte no es la maldad, y tampoco la bondad, es neutral, es lo que es, un simple evento de transformación de la materia, de un estado físico-químico hacia otro, o también,  de un estado vibratorio, a nivel subatómico, hacia otro estado vibratorio, en donde, dentro de dicho proceso de inevitable inflexión, lo fisico-quimico y la vibración resultantes, gradualmente, van adquiriendo otras características, sin que lo esencial de lo primero, desaparezca, sino que, lo primero, se transforma en lo segundo, sin que las bases esenciales de la materia y de la energía, lleguen a mutar a otra esencia, a otro fundamento, porque, luego del "permiso" de parte de la Muerte, para que logremos traspasarla, al hacerlo, simplemente, nos convertimos en otra entidad, incorpórea, sin cohesión atómica, sin un Campo de Higgs que nos aglutine, y es por ello que, la materia transformada en energía, y la energía psíquica transformada en valiosa información, información que se debe traspasar hacia un siguiente estado existencial, en donde un flamante "Yo Centrismo" pueda recomenzar un nuevo ciclo de vida, es decir, en este lado del punto de inflexión, punto aquel denominado como Muerte, es decir, en el lado en donde la vida y la inteligencia, nuevamente florecen juntas, pese a las vicisitudes de las que todos somos conscientes.

Luego de que la Muerte nos concede el permiso de traspasarla hacia el otro lado, dicho evento, no es mas que el comienzo de un nuevo ciclo, para retornar en una forma renovada, al lado del punto de inflexión que se denomina como "Vida".

Pero, ¿que es la Muerte en si misma?

A mi entender, en base a la intuición y a la deducción, la Muerte es tal como el Presente, como sabemos, ambos "no existen", por ser ellos, dos puntos de inflexión entre un estado y otro estado antagónico, siendo dicho punto de inflexión, un lugar dinámico, únicamente demarcatorio, entre dos estados contrapuestos, y por ello, todo objeto "inflexivo" de análisis que sea dinámico, y que posea también, una cuota de caos entre sus propiedades, su aparente determinismo se vuelve una bruma espesa, casi impenetrable. Pero, de todas maneras, pensemos que la Muerte es determinista, en algún punto de su imperceptible existencia "inflexiva", por lo que, de esta manera, lograremos determinarla, al menos, en una forma de acercamiento hacia ciertas realidades intrínsecas a ella, respecto de este escurridizo "objeto" de análisis.

Cuando a un ser vivo le llega la hora de visitar a la Muerte, y luego traspasarla, se dice que dicho ser vivo, -en este caso, para mejorar el entendimiento, tomando a una persona-, dicha persona, al morir, se dice que ha dejado de existir, pero no debemos olvidar, que nada deja de existir, nada desaparece, sino que, todo, absolutamente todo, sufre una gran alteración de sus propiedades constitutivas fundamentales, las cuales, dichas propiedades se comportan de una cierta manera, en este lado de la Muerte, es decir, en el lado de la vida, mientras que, en el lado que continúa después de la Muerte, las propiedades cambian constantemente, haciendo que, lo que antes era, posteriormente no lo sea, haciendo que, lo que antes era un cuerpo material y dotado de inteligencia, ahora sea un cuerpo en proceso de transformación a pura energía, y respecto del cual, su inteligencia, sus sinapsis, como son todas ellas procesos cuánticos, las mismas pasan a conformar otro punto del entrelazamiento cuántico de su infinita existencia, por lo que, la mente no desaparece, sino que vive recorriendo un largo camino de dimensiones existenciales. Esto último es ciencia pura y comprobada, respecto del comportamiento de las partículas subatómicas, incluida el Bosón -o Campo- de Higgs, el cual aglutina a todas las demás partículas, dándoles una entidad definible, como consecuencia.

Pero, la Muerte en si misma, es tan oscura, que todo intento de analizarla, más no terminar nunca de intuir su derredor, se conforma como un dificultoso trabajo intuitivo y determinista, pero con esporádicos ataques de indeterminismo puro. Es por ello que, la Muerte es oscura, porque así debe serlo, para que, quien la coloque en el banquillo de los acusados, nadie pueda desentrañar sus propiedades conformantes. Pero, he aquí que no me rindo tan fácilmente, ni siquiera ante la propia Muerte. Es por lo anterior que, extiendo mi mano para descorrer el pesado velo que cubre a la Muerte en toda su incorporeidad, y puedo llegar a percibir, solo con mi intuición, que la Muerte, no es nada más que otro estado determinista de un cierto Ser Vivo; y del mismo Ser Vivo, ahora Muerto; estado que se ocupa de reparar la existencia de un ser, transformándolo en otro, y dejando lo que es parte inequívoca de la tierra, en la misma tierra, y lo que debe ser parte necesariamente evolutiva, en el siguiente receptor futuro, del Ser Vivo que acaba de morir. La Muerte se ocupa de ordenar la evolución de las especies, e intentar separar, lo que no es necesario, de lo que es vitalmente necesario, y que atañe a nuestra especie por completo. La Muerte trabaja sin descanso, motivada por la "emoción" de que, ningún "Yo Centrismo" se debe perder, por más que el cuerpo material pase a ser polvo. El "Yo Centrismo", es transmisible evolutivamente, no solamente a través de la memoria genética, sino que, a través de la memoria Egregórica Universal. El Egregor, el cual es parte de estudios científicos de mi parte (buscar "Egregor Meter Project") es la conformación, local, global o universal, de una sola supra existencia de una Supra Mente Universal, la cual contiene a todos los "Yo Centrismos", (Yo's de personas fallecidas) que deberán retornar a la materia nuevamente, hacia un nuevo nacimiento. La Intención de cada una de las mentes del Egregor, esa fuerza psíquica por excelencia, es la gran conformadora de la Gran Mente Universal, porque la Intención, es la única fuerza vibratoria cuántica, que logra cambiar el estado de un determinado sistema receptor de dicha Intención, y que en este caso, se constituye como un gran empuje hacia adelante, dado a la evolución psíquica de nuestra especie. 

Así como es imposible el pensar que el Universo sea infinito, y que es imposible el pensar de que no hay más universos que en el que vivimos, y que, peor aún, de que en algún lado, el contenedor de todos los universos finitos, -como en este que habitamos-, es decir, el Multiverso, tenga, en algún lugar, un límite, un final, y que después existe la nada en una extensión sin fin; como es imposible pensar en lo anterior, también es imposible pensar que, cada uno de nuestros "Yo centrismos" desaparezcan con la muerte de nuestro cuerpo físico, ya que, el "punto de vista", no desaparece, porque hasta es algo eminentemente lógico, ya que, tanto el punto de vista de todos los demás seres vivos, como desde el mio, aun después de pasar por las manos organizativas de la Muerte, cada "Yo Centrismo" (es decir, cada punto de vista desde uno mismo) debe continuar existiendo, porque, de alguna manera, el punto de vista o "Yo Centrismo", inevitablemente deberá residir en otro huésped, por decirlo de alguna manera más cientificista, y por mas que no nos acordemos de nuestro "Yo Centrismo" anterior, ese "punto de vista" que era, antes de pasar por las manos organizativas de la Muerte, ahora es el mismo "punto de vista", el mismo "Yo Centrismo", dentro de un huésped material renovado. Expreso mi propia frase: "Yo Centrismo" en lugar de Egocentrismo, para no confundir la idea que quiero expresar aquí, aunque ambas acepciones, se refieren a lo mismo, pero, el expresar "Yo Centrismo" me parece mas auténtico, para entender que, ese mirar desde dentro de nuestro cuerpo, hacia afuera, al morir nuestro cuerpo, ese mismo ver hacia afuera, aunque sea desde un nuevo cuerpo, seguirá dándose de manera in aeternum, mientras la Muerte no se canse de hacer su trabajo... suceso que no considero en lo absoluto.

La Muerte es la Empleada de la Vida, es la que ordena y la que también separa la paja del Trigo, la materia de la Mente, y se dedica a reutilizar lo que nos hace ser lo que somos: conciencia pura en constante evolución, dentro de un envoltorio temporal, denominado cuerpo, el cual evoluciona de manera diferente y separada en comparación a como lo hace la mente consciente.

No debemos, por todo esto, tenerle miedo a la Muerte, aunque le tengamos miedo al proceso que nos lleve a ella, el cual a veces, puede ser largo y tortuoso, tanto para uno, como para los que nos rodean. Es por ello, que la Muerte es un ente organizativo, dedicado a discriminar lo que no sirve, de lo que sirve, y actúa en consecuencia, para que, lo que sirve, se vuelva a reutilizar, y que es, el conocimiento adquirido dentro de cada "Yo Centrismo", y que, aunque no lo recordemos, por estar alojado en el Subconsciente, este estrato psicológico, tiene suficiente poder atemporal para dirigirnos en la misma dirección en la que antes se dirigía el "Yo Centrismo" de la vida precedente.

Las manos de la Muerte no son más que las extensiones de la propia Creación del Universo; en donde, desde un punto de vista infinitesimalmente pequeño, desde un "Yo Centrismo infinitesimalmente perceptible", la vida se abrió paso; en donde, de seguro, la vida florece eternamente, y para todos los lares, y de maneras en que, de a poco, ya nos estamos imaginando, y más aún, gracias a algunos nuevos telescopios... observando.

La Muerte no es mas que la Vida, cumpliendo otro rol dentro de un determinismo que aparenta ser un caos, pero que, indefectiblemente, sigue siendo determinismo, y que, respecto de una basta parte de él, todavía no logramos encontrar las leyes que lo gobiernan.



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