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09/02/2020



Un hermano de la vida, me consultó qué pensaba yo, del siguiente texto, basado en la pregunta, de que si los animales viven después de la muerte; escrito detallado en el libro “Filosofía de la Rosa Cruz”, de Max Heindel, fundador de la Fraternidad de la Rosacruz (luego de este texto con sangría, está lo que es mi punto de vista respecto de la misma pregunta y de la propia respuesta de Heindel), pero, primero veamos que pensaba Heindel, antes de averiguar que pienso yo al mismo respecto:
Pregunta: ¿los animales viven después de la muerte?
Respuesta: lo que vive es el espíritu, que no tiene ni principio ni fin, es. Pero el autor de la pregunta probablemente quiere decir: subsisten en forma de animales? A esta pregunta, podemos responder sí, permanecen en esta forma por un tiempo más o menos largo, según su grado de evolución, en un cuerpo del deseo hecho de la sustancia del mundo del deseo. Incluso los insectos que nos llega a aplastar en la acera pueden ser observados por el clarividente que los ve seguir adelante por unos instantes antes de desaparecer poco a poco. No quedan más tiempo en su forma, ya que su mente vuelve casi inmediatamente a la fuente central del Espíritu-Grupo. En el caso de un caballo, de una vaca u otro animal superior, el tiempo pasado en el mundo del deseo es más largo y el animal es más consciente de lo que es el caso de las formas inferiores. Como ejemplo, citamos un caso que hace algunos años atrajo la atención de todo el mundo cuando el novelista inglés Rider Haggard publicó un sueño notable que había hecho. Tenía un perro al que estaba muy atado. Una noche, soñó que el perro venía a él, mostrando signos de vergüenza y angustia, pidiéndole que lo siguiera. En su sueño, siguió al perro que lo llevó a un arroyo. Allí, en medio de los juncos, le mostró a rider haggard que él mismo, el perro, yacía allí, muerto; y había en la mirada que le dirigía a su amo, una oración muda y ansiosa pidiendo una explicación.
Cuando Rider Haggard se despertó la mañana siguiente, su sueño le volvió a la memoria de la manera más clara, pero no lo hizo de otra manera hasta que, más tarde, en el día, se dio cuenta de que el perro faltaba. Después de una búsqueda infructuosa en la vecindad inmediata, Rider Haggard finalmente llegó al lugar que había visto en sueños. Allí encontró, en los juncos, el cuerpo del perro en una posición idéntica a la que le había visto en su sueño. Por supuesto, no se pudo dar ninguna explicación; para él, era una experiencia curiosa, nada más. Pero para el ocultista, está claro que el perro inteligente, habiendo encontrado la muerte y se encuentra en el mundo del deseo, había venido la noche a su maestro dormido, así que fuera de su cuerpo físico, y lo había traído al lugar Del accidente para obtener su asistencia y explicaciones.

A lo cual, mi respuesta fue la siguiente:

Como lo dijo Erwin Schrödinger, uno de mis tantos ídolos de la ciencia de lo infinitesimalmente pequeño, “El número de mentes en el universo, es: uno”, yo podría responder a vuestra cuestión desde este preciso punto de vista, desde la ciencia de la Mecánica Cuántica (respecto de la cual tengo publicado un libro, con artículos basados en esta ciencia, aplicada a las preguntas más importantes del ser humano), y por lo tanto, en relación al sueño del perro que anuncia su propia muerte a su propio amo, desde el punto de vista cuántico, es una posibilidad a todas luces (pero hay que tener la mente abierta a este respecto, sin dogmas científicos, ni de ninguna clase). El perro, le dice a su amo, a groso modo, que ha muerto, y su cuerpo yace a la rivera de un río cercano, tal como el dueño, luego de despertar del sueño y buscar a su perro, así lo encontró, en la misma posición vista en su sueño, y en la rivera de un río. Pero, para comprender este hecho, desde la Mecánica Cuántica (y también desde la Psicología Analítica, y de los Eventos Acausales Estadísticamente Significativos, aportados por Carl Jung) debemos, en primer lugar, abrir nuestra mente, sin barreras subjetivas que nos digan, “pfff, esto es pseudociencia”, porque automáticamente, caerán barias barreras mentales que impedirán el entender el hecho del perro en el sueño de su amo. Entonces, teniendo en cuenta las anteriores aclaraciones, debo jugar con la atemporalidad y la aespacialidad de nuestra psique inconsciente, la cual, como sabemos (y al igual que los animales inferiores, no conocen ni tiempo, ni espacio). El inconsciente humano, no entiende el tiempo ni el espacio, y solo lo hace la conciencia, ese espacio que supra yace por sobre el denominado por Freud, “Preconsciente”. Debajo del él, se encuentra lo instintivo, lo atemporal y a-espacial, y sobre él, el Homo Sapiens Sapiens, quien conoce el tiempo y el espacio; y cuando expreso la palabra “conoce”, lo hago en relación al entendimiento esencial, fundamental, es decir, cuántico, a nivel de cúmulos de pensamientos, recuerdos, ideas, etc., todo lo anterior, como acumulaciones de partículas subatómicas organizadas de tal manera, de que el pensamiento consciente, es en esencia, agrupaciones de partículas entrelazadas, quizás, con otros Yoes, existentes en otros lugares del espacio-tiempo. Entonces, la conciencia conoce el tiempo y el espacio, pero, contrariamente, el inconsciente, no conoce nada de ello, y nos envía imágenes desde ese mundo onírico, que pueden representar situaciones que debemos atender en estado de vigilia, o bien INFORMACIÓN QUE LE HA LLEGADO DEL FUTURO. Y esto último es una explicación de lo sucedido con el sueño que tuvo el amo de su perro muerto, al momento de estar soñando. En esta vía de pensamiento, no me pongo a pensar de que el espíritu del perro vino a su amo y a través del sueño, desde el inconsciente, haya avisado a su amo, que ha muerto y que está a la rivera de un río; no. Lo que quiero hacer entender aquí, (y es algo que lo he comprobado con mi Sistema Egregor Meter) es que, el perro no tuvo nada que ver en el sueño del amo, sino que, el amo del perro, se avisó a sí mismo, desde un futuro cercano en el tiempo y espacio, y lo más probable, es que lo haya hecho de manera inconsciente, debido al shock psicológico que significa ver a su perro muerto, tirado, solo, en las cercanías de un río. Y para explicar la idea anterior, siempre doy varios ejemplos, tales como con un lápiz; un lápiz que tenemos en la mano, y si lo observamos, sabremos qué, sino lo destruimos, ese lápiz puede durar muchos días, o meses, o quizás años, dependiendo del uso que le demos; por lo tanto, ese lápiz que HOY, tenemos entre nuestros dedos, mañana también existirá, y también al día siguiente, y a la semana siguiente, y al mes siguiente, por lo tanto, más allá de que le hayamos sacado punta, varias veces, el lápiz estará allí, hasta que se agote su mina de grafito. Pues bien, lo mismo sucede con el ser humano, ya que, si no pasa nada que nos haga desaparecer de este plano de existencia, mañana estaremos, pasado, la semana que viene, el mes que viene, el año que viene, y dentro de 20 años, quizás también, y el inconsciente de hoy, de este presente, y vayamos al caso del amo del perro, y el inconsciente del amo del perro, de este presente, existirá mañana, pasado, la semana que viene, o dentro de 20 años, y como sabemos, el inconsciente es atemporal y a-espacial, es bien animal instintivo, es decir, no conoce el tiempo y el espacio, y los pensamientos que allí se alojen/repriman, serán pensamientos, si, tal como los conocemos en su definición, pero a nivel cuántico, esos pensamientos alojados/reprimidos en el inconsciente, también serán cúmulos cuánticos de partículas subatómicas, y como tales, la propiedad de entrelazamiento, no se escapa a ninguna partícula subatómica, y ese entrelazamiento, se da en el tiempo y el espacio, es decir, que nuestro inconsciente está entrelazado con sí mismo, pero también, con los demás Yoes del futuro, inmediato o a largo plazo (tal como el lápiz) porque al existir mañana o dentro de 20 años, estaremos conectados desde nuestro inconsciente del presente, hacia todos los inconscientes, de nuestros propios Yoes del futuro inmediato, es decir, el Yo que existirá dentro de un minuto, o el yo de dentro de una hora, o el Yo físico de mañana, o el Yo físico de dentro de 20 años; y dicha conexión de nuestro inconsciente actual o presente, es un doble vía, con nuestros Yoes del futuro, cercano o lejano. Por lo tanto, en cuanto al tema del sueño del perro avisándole a su amo que ha muerto y que su cuerpo yace en la costa de un río, y dispuesto de tal manera, no es más que el Yo de esa persona, del propio amo del perro, encontrando a su perro muerto, pero es el Yo de esa persona, de un futuro cercano, dependiendo del día en el que haya encontrado a su perro muerto, y ese acto de ver a su perro muerto, del Yo del futuro, que es innegable que existirá (salvo la desaparición terrenal de esa persona) ese amo del futuro inmediato, del perro muerto, que ha visto a su perro muerto en tal lugar, recibe una carga emocional muy fuerte, que traspasa desde la conciencia, hacia el inconsciente, a modo de reprimir un recuerdo doloroso, y es aquí en donde sucede la magia, porque, ese recuerdo doloroso, del perro muerto a la ribera del río, que “ha visto el amo del perro dentro de unos días”, al estar en el inconsciente, ese lugar del mundo de lo Onírico, de los sueños, y de nuestros dioses y demonios, ese hecho justo, de que el amo del futuro cercano (unos días quizás, o menos) ha visto a su perro muerto, automáticamente, y por las propiedades cuánticas antedichas, de entrelazamiento, y de que el inconsciente no conoce el tiempo ni el espacio, automáticamente, como decía, el recuerdo de su perro muerto se esparce por todos sus inconscientes en existencia, presente, y futura. En este caso, lo que vio el amo del perro, dentro de unos días, fue captado por el amo del perro de este presente, a modo de sueño, porque del inconsciente es desde donde provienen los sueños y mensajes de todo tipo (Como sesiones de Visión Remota, lo cual he hecho muchas veces) y el amo del perro, que vive en el presente, percibió un sueño, pero, como es de entender, el inconsciente no tiene boca, ni orejas, ni ojos, entonces, para comunicarse con la conciencia, no le queda otra que enviar imágenes embebidas en una especie de historia, lo que luego denominamos como sueños, y son estas imágenes e historias, lo que llevó al amo del perro a buscar a su perro, y a encontrarlo muerto, tal como su Yo del futuro lo había encontrado; pero he aquí una cosa interesante, ya que, en este momento, tanto el amo del perro, del pasado, como el amo del perro, del futuro, acaban de converger en el tiempo y el espacio; el último amo descrito, es el que avisó a todos los demás amos de lo que había encontrado; en dirección al presente del primer amo, como el encuentro de su perro, muerto a la rivera del rio, lo que generó, en retrospectiva, un sueño del amo del presente, y un simple, pero doloroso recuerdo, en todos las sucesivas existencias de los amos, del futuro. Imagínense todos los Sistemas Límbicos, o todas nuestras partes cerebrales que representan lo inconsciente, de todos nuestros Yoes existenciales y potenciales; es decir, el Yo que existe aquí y ahora, el Yo actual, el de ahora, el de hoy, pero, unido a todos los demás inconscientes de nuestros Yoes del futuro, inmediato (dentro de un minuto, una hora, un día, etcétera), o no tan inmediato (dentro de 20 años), o bien lejano, por lo que, potencialmente hablando, cualquier existencia futura de nuestros Yoes (y como dije antes, mientras no dejemos de existir, por muerte o lo que sea) podrán enviarnos mensajes, en forma de sueños, al Yo del presente, o al Yo de mañana, o al yo de dentro de un mes, por más que todos tengan, potencialmente hablando, la nueva información transmitida desde un cierto futuro, es posible que solo a una de esas existencias se le revele aquella alta carga emocional reprimida desde el futuro, en forma de mensajes provenientes desde lo inconsciente, como sueños o revelaciones en estado de vigilia.

Por otro lado, la idea de que haya sido el mismo perro, el que accedió a los Registros Akashicos, y que luego le enviara un mensaje a su amo, en forma de sueño, de que el mismo perro ya había “desencarnado” (muerto) y que su cuerpo yacía a la ribera de un río, para que después, su amo fuera al río, luego de buscar a su perro por otro lados, y viera a su perro muerto, de la misma manera en que lo vio en su sueño/”mensaje”, no encaja en mi manera de pensar, racionalista/cientificista. Que nuestra alma, recuerdos, experiencias, al morir nuestro cuerpo, “retornen” al Akash, es una posibilidad, porque nada se pierde, todo se transforma, pero esa transferencia de nuestro Yo, hacia el Akash, no tendrá la cohesión entitativa de cuando estaba dentro de nuestro cuerpo/cerebro, y por lo tanto, al estar libre de su contexto contenedor cuántico, se dispersa, partes de recuerdos, quizás, por un lado, partes por otros lados, etcétera. Y que dichos recuerdos, desde el Akash, al nacer una persona nueva (si pensamos en el Ouroboros de Nietszche) se puedan, de alguna manera, alojar en ese nuevo cerebro recién nacido, podría llegar a ser una realidad parcial y débil, si aquellos recuerdos estaban alojados en una mente que ha sabido construirse desde niño, y que ha estudiado y pensado tanto, que ha logrado dar masa a sus pensamientos. De otra manera, no me imagino una transferencia.

Por lo tanto, desde mi punto de vista, el perro no ha sido el que le ha avisado que había muerto, sino que el mismo amo del perro, que está vivo, y que seguirá estando vivo por bastante tiempo en el futuro, es quien se avisó a sí mismo de la muerte de su perro, con el inconsciente hecho, de reprimir un cierto evento de muerte, y como tal, dicho evento se esparce por todas las existencias espaciotemporales de si mismo; en la del presente, y en todas las del futuro.



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