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21/11/2015


En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.

Albert Einstein

El misántropo es hombre; por lo tanto, el humanista ha de ser en cierta medida misántropo. Pero es un misántropo científico, que ha sabido dosificar su odio, que odia primero a los hombres para poder amarlos después.

Jean-Paul Sartre

Siendo la educación, y las personas de todas las edades y épocas, las razones iniciales e históricas por los que muchas personas iluministas han trabajado tan duro, en la mayoría de los países de este mundo, es la educación, la que indefectiblemente debe llevarnos hacia la pacificación mundial, tema imperante, clave y de base fundamental, para que la palabra "civilización" continúe teniendo sentido de hecho, en nuestras sociedades.

La educación y los seres humanos, representamos la única base civilizadora, -la cual podrá ser fuerte o débil, dependiendo de las condiciones del contexto sociocultural establecido-, y también, dependiendo del medio ambiente y de la correcta utilización de la tecnología, algo que debe ser extremadamente importante entre los quehaceres y pensamientos humanísticos y pacificadores de cada individuo sobre la tierra. La tecnología debe acompañar el proceso humanizador y pacificador, siempre enmarcado dentro de un contexto ambiental y sociocultural que acompañe dicho proceso.

Pienso yo que, es totalmente importante, indispensable, urgente y hasta prioritario, el papel que debe cumplir toda medida humanística para lograr la unión de las sociedades distanciadas, ya sea por fanatismos políticos, religiosos, o por discriminación de sexo, raza o color de la piel. Y es en este sentido, que me vino a la mente un pensamiento que tenía desde niño, y muy seguido a este respecto, ya que, cuando veía disputas de cualquier índole, tanto en mi ciudad, como a nivel país, no podía entender, como es que dentro de un mismo país, hubiesen personas que se odiaran entre sí, debido a eventos y conceptos que obviamente yo no comprendía en esos momentos, pero sí entendía de forma borrosa en mi mente de niño, -y si bien no lo hacía con dichos conceptos-, significaba todo lo contrario con esos sentimientos que separan a las sociedades.

Todo esto, me ha llevado a pensar, desde temprana edad, en las cosas que dividen a las sociedades; el tratar de entender el porqué la gente se odiaba y peleaba dentro de un mismo ámbito (sin desentenderme de las infames guerras entre países, previas y contemporáneas a mi misma existencia, y de las cuales también leía); siendo unos de estos agentes divisores, desde mi punto de vista, la política, el deporte y la religión (no como disciplinas en si mismas, sino los entes que las representan), pero no los entiendo divisores por la propia esencia que los constituye, como partes de un todo normativo o doctrinal, un tanto, o bastante indispensables en la sociedad actual, sino que, los entiendo como divisores sociales contra la necesaria pacificación que dependen del nivel de educación humanística del ser humano. Y no me refiero aquí al nivel intelectual del individuo, ya que esto simplemente crece con el tiempo y el esfuerzo dedicado de parte de cada uno, -y si además el interés por crecer intelectualmente está presente-, sino que, me refiero a la base de toda sociedad pacífica, la cual depende del nivel de humanismo (ya sea formal o informal) que se le brinde, desde el comienzo de la vida biológica, y luego desde la escolar, y por consiguiente, durante el resto de la vida académica de la sociedad.

En estos momentos de individualismos, el que la educación formal en primera instancia, cambie sus currículos, hacia un marcado humanismo teórico, pero mayoritariamente práctico, es decir, aplicado en la vida real, -o bien, necesariamente aplicado-, compondrá el tejido social corrompido por programas educativos, que desde mi punto de vista, son incorrectos desde muy larga data, ya que presentan, -en estos tiempos de necesaria humanidad-, mayoritarias tendencias hacia lo técnico, matemático y de idiomas, por sobre lo humanístico. Y rápidamente quiero aclarar, que no estoy en contra de la técnica, de la matemática y de los idiomas, todo lo contrario, son temas que me agradan mucho, incluso mi base intelectual es matemático, lógico y técnico, pero la cuestión aquí, es otra, y es respecto de que, tenemos una imperiosa necesidad de mejorar algo, y ese algo, es nada mas y nada menos, que la sociedad en su conjunto, empezando por supuesto, por uno mismo y con uno mismo.

La sociedad pide inconscientemente y a gritos, ser mejorada, ser humanizada, ser pacificada, y ni las matemáticas, lo técnico o los idiomas lo van a hacer tan bien como lo harán las materias humanísticas, pero resalto que se les deben agregar el carácter de aplicadas sobre el tejido social, es decir, el de ensayar la empatía, el que se les haga ver a cada alumno, que hay un prójimo, cada uno con sus individualidades, y que esperan un cierto nivel de empatía sobre ellos, y viceversa.

No adelantaremos jamás como humanidad si en los establecimientos educativos de cualquier tipo y nivel, prevalece lo técnico por sobre lo humanístico, y repito, no me refiero para nada, a eliminar las materias técnicas, sino que, a disminuirlas en la misma proporción, pero inversa, a la que se encuentran hoy en día, con respecto a las humanísticas.

Este proceso de humanizar desde las escuelas, formarán individuos y no individualistas, formarán futuros padres que también enseñarán a sus hijos, aunque de manera informal, el humanismo pacificador, y en conjunto con el de las escuelas, el tejido social mejorará, y las divisiones y odios que hoy se ven en cada esquina, debido a colores políticos, religiosos, deportivos, etc., a medida que pasa el tiempo, serán menores. Padres humanistas que envían a sus hijos a escuelas humanistas, quienes luego serán futuros y nuevos padres humanistas... simplemente, creo yo, que será ésta, una nueva revolución en favor de la humanidad toda. No pretendo que se deje de lado lo técnico, sino que se disminuya. Y, queridos lectores, tengo la convicción de que no hay otra manera de pacificar la sociedad mundial, que bajo este gran cambio que humildemente propongo a través de estas líneas, y que la escuela reformada a humanística nos lo dará. No existe para mi, otra opción que humanizar desde -y la- educación. Y si bien, todo esfuerzo, respecto de impartir consejos hacia la humanidad, a través de innumerables organismos sociales progresistas de toda índole, pueden llegar a tener algún efecto positivo, el individualismo evolutivo mas el individualismo adquirido, siempre tiende a pisotear todo evento que éste detecte como potencialmente peligroso para su ego, en cualquiera de sus formas.  

Y cuando me refiero al humanismo, no hago alusión a lo que en épocas pasadas fue atribuido este concepto, y que fue a un movimiento intelectual, filosófico, teológico y artístico europeo, allá por el siglo XVI, -aunque sin estar en desacuerdo con sus principios racionalistas, salvo con el teológico-, intento referirme a un humanismo que pueda lograr coherencia, unidad y empatía, sobre la integración de todos los temas de nuestra perfectible Humanidad, que día tras día, se nos presentan ante nuestras atestadas percepciones, y que algunos, o en muchos de ellos, generan sectarismos que nos llevarán a un inevitable colapso social, y a una ulterior Regresión Evolutiva, si el humanismo aplicado no puede actuar con premura.

Las características fundamentales del Humanismo son, el interés por lo clásico, es decir, el estudio de la literatura clásica grecolatina; el Antropocentrismo, el que todo gire alrededor del Hombre, pero en el sentido espiritual esotérico, alejado del Imitatio Christi exotérico, para citar al efecto nocivo de una religión sobre sus fieles; el Pacifismo, o la aversión por toda guerra; la Idealización o el ennoblecimiento de la realidad; y por último, el Optimismo, que es la de valorar, con todas las fuerzas que tengamos, respecto de nuestra humanizada predisposición, a nuestro mundo y al Hombre, este último, obviamente que siempre en tanto que su Universal.

También se habla mucho, y con razón, de lo dañina que es la TV para la mente de un niño, y estoy convencido que representa la decadencia intelectual de la humanidad, pero si bien, no se me ocurre en estos momentos, el como la sociedad deje de ver TV, y se disponga a leer libros, el cambiar la sociedad por manos de la propia sociedad, por medio de aquella escuela humanística, hará cambiar a la TV por añadidura. Los programas basura existen porque existen personas que los ven, y por lo tanto, se vuelven extremadamente rentables, pero si el resultado de una escuela mas humanista, logra que disminuya la cantidad de personas que ven TV, la depuración de ésta, se dará por si sola, ya que al disminuir el rating, disminuiría su rentabilidad, y si no es rentable, no se transmite. Simple, aunque a largo plazo, y siendo éste, un claro efecto de la humanización promovida desde las escuelas con la nueva currícula aquí propuesta.

Y lo mismo que con la TV, sucederá respecto del medio ambiente y de la tecnología, en relación a saber discernir, qué parte de nuestras vidas dejamos que la tecnología nos aleje de nuestras familias, y relaciones sociales cara a cara, convirtiéndonos en los moderadores perfectos de lo antedicho, teniendo en cuenta que ya poseemos una mente humanizada.

Entonces, la política, la religión y los deportes  (reitero, no como disciplinas en si mismas, sino como los entes que las representan), -como tantos otros aspectos, que indirectamente van en contra de la paz social-, en algún momento, en el futuro, con una sociedad renovada por el proceso humanizador descrito mas arriba, solo serán temas que darán que hablar, razonar, conciliar, discernir, y no así, temas que generarán divisiones en los tejidos sociales.

El equilibrio que todo estado debe asegurar, me parece a mí, que parte urgentemente de lo antedicho. Mientras que la humanización no provenga de la escuela estatal (y de gestión privada), por obvias razones de abarcabilidad numérica, además de la formativa, seguiremos teniendo el individualismo por sobre el individuo, el odio por sobre el amor, la egolatría por sobre la empatía... en definitiva... seguiremos igual, y empeorando cada vez más como sociedad hacia una potencial y muy evidente, regresión evolutiva.




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