¿Te gustó esta Web? Haz clic aquí para recibir novedades.
Mostrando las entradas con la etiqueta Cuerpo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Cuerpo. Mostrar todas las entradas

14/05/2014


La muerte física, ese decaimiento de la materia en dirección a un progresivo retorno hacia su mismísima esencia, hacia ser lo que al principio era, una sopa de partículas intentando convertirse en algo... o en alguien, es decir, a través del propio nacimiento de nuestro cuerpo, y nuestra proto-Alma. De la tierra provenimos, y es hacia ella a donde luego retornarán nuestros cuerpos mortales. No hay escapatoria; así como la gravedad nos mantiene aferrados a la Tierra, así la Tierra recibirá nuestros cuerpos en el momento en el que nuestras Almas los abandonen. Pero, ¿y luego que? ¿Se terminó todo y ya? ¿Nuestro Yo Consciente, que en vida, nos hacía tener consciencia, al menos, de nuestra existencia, desaparece junto con la materia? Ese vernos, en la vida corporal, como un cuerpo y un espíritu, en donde nuestra existencia la percibimos de una manera "Yo-céntrica" y que todo el mundo se encuentra en función de ese, -y llamémosle ahora con la palabra correcta-, egocentrismo, el cual nos hace pensar que el hecho de que percibamos al mundo que nos rodea, desde una perspectiva intracorporal, es decir, como que, esa cosmovisión que formamos durante el transcurso de nuestra existencia corporal, nos hace dar la "impresión" de que todo gira alrededor nuestro, que no podemos llegar a imaginarnos el "Yo-centrismo" de cualquier otra persona, es decir, que no podemos entender que haya otros puntos de vista, que haya otros egocentrismos partiendo desde dentro de otros cuerpos, -basados en su propia cosmovisión-, partiendo desde otras personas, tratando de percibir al mundo de la misma manera que lo hacemos desde el punto de vista de nosotros... desde uno... no, no sería de ese modo, por lo que, instintiva e inconscientemente, no nos imaginamos eso, sino que nos imaginamos, por propia naturaleza evolutiva pienso yo, que somos el centro de todo lo que sucede a nuestro alrededor, y aunque nuestra empatía sea del tamaño del universo, y que sepamos ubicarnos en el lugar del prójimo, -del próximo-, esa sensación evolutiva de no entender del todo a aquel egocentrismo desde el punto de vista ajeno, de ese prójimo, nos retiene en una gigantesca ilusión de creer que seguimos siendo seres individuales, sin conexión alguna con nada mas que lo que se circunscribe a nuestros límites corporales, y que, debido a aquel "Yo-centrismo", no terminamos de comprender el alcance y trascendencia que tiene nuestra existencia, existencia ésta que nos interconecta con todos los seres vivientes, en un gigantesco "Nos-centrismo", en un lugar inmaterial en el que el sello evolutivo que nos hace reacios a entender nuestra individualidad existencial mas allá de nuestros propios envoltorios corporales, nos pretende hacer ver que ese egocentrismo, es inútil e ilógico pensarlo como tal, y que todos en este universo, -de alguna manera que trasciende nuestros cuerpos-, estamos conectados, y que por mas que nuestros cuerpos retornen al mismo lugar que nos dio la vida, a la Tierra, nuestra consciencia continuará siendo parte de aquel "Nos-centrismo", que traducido a un concepto existente y mas conocido por muchos, continuaremos siendo parte de la Mente del Todo, de la Gran Mente Universal que todo lo impregna, la cual, a partir de su propio y desconocido Nacimiento, todo lo habita, y que a toda materia contiene, -y viceversa-, mas allá de la visión de la existencia individual, esa Gran Mente ya es parte nuestra desde esa primera división celular que nos hará seres humanos, y nuestra mente individual, nuestra consciencia circunscrita al cerebro humano, es y será parte de aquella mente universal, mente que algunos la denominan como Noosfera, -o esfera del conocimiento-, como un conjunto universal de seres vivos dotados, -al menos-, de y desde un cierto nivel mínimo de inteligencia, hasta un nivel de inteligencia comparable a la del ser humano, aunque me animo a incluir, como lo indiqué antes, a todo otro ser vivo.

Entonces, ¿estamos todos conectados? Pues sí. Y luego de que nuestro cuerpo deje de funcionar, ¿nuestro Yo se termina y desaparece? Es que, no es posible, no es lógico, ya que entonces, ¿alguien mas deberá tener nuestro "Yo-centrismo", nuestro punto de vista, alguien mas deberá volver a ser el centro de su cosmovisión nuevamente? ¿Alguien mas deberá ser el receptor de la subjetividad que ocupaba nuestro cuerpo antes de que éste muriera? Desde mi punto de vista, no tengo dudas de que así es.

Nuestro cuerpo, posteriormente al nacimiento, se concibe como un recipiente, como una vasija, como un contenedor temporal, de un pequeño trozo de energía cuántica, -energía organizada y que se le da entidad a posteriori, al habitar nuestros temporales cuerpos-, proveniente aquella, desde una energía mucho mayor, nuestro cuerpo, es la vasija que se conforma biológicamente para contener, -solo por un tiempo menor al siglo-, una ínfima parte de aquella Gran Mente Universal, una pequeñísima porción de aquel "Nos-centrismo", una sutil concentración de interconexiones de fuerzas de la naturaleza que todo lo impregnan, -un préstamo de la propia divinidad-, y por mas que nuestro cuerpo haya "atrapado" una mínima porción de la Noosfera, de la Mente Universal, de la divinidad representada por las fuerzas de la naturaleza; nuestra mente, nuestro Yo Consciente, continua siendo parte de aquel Todo, permanece siendo parte de aquella Gran Mente que interconecta nuestro finito universo de punta a punta, y por mas que transportemos nuestra conciencia durante casi un siglo dentro de nuestros cuerpos, esa conciencia que nos definirá quienes somos, no dejará nunca de ser parte del Todo, por lo que al morir nuestros cuerpos, cuando llegue el momento de que el envoltorio material de nuestra Conciencia vuelva a la Tierra, cuando la vasija se deba romper en infinitos trozos de materia esencial y deje de contener a nuestro Yo Divino, ese Yo, por el hecho de que nunca deja de ser parte de aquella Gran Mente, de aquella Noosfera, aquel Yo, indefectiblemente debe retornar, -muy renovado gracias a nuestra experiencia de vida-, a su Génesis, a su Gran Mente, -y si bien aquel Yo nunca se separa de su Génesis, sino que mas bien, lo que consigue, es darle una temporal Razón de Ser a la materia-, para esperar un nuevo recipiente material que sea su nuevo receptor. Y así sucesivamente, cada porción de la Gran Mente, cada cúmulo de energía Divina proveniente desde la Noosfera, ocupa indeterminados y sucesivos cuerpos materiales de una manera infinita en el tiempo, siendo esta idea algo muy similar al concepto de reencarnación.

Como podremos llegar a comprender, -luego de lo anteriormente expresado-, es que la muerte; en tanto que una posible desaparición de esa fuerza Divina que nos hace afirmar "Yo existo", o como lo dice la celebre frase propuesta por el filósofo René Descartes, "Pienso, y por lo que pienso, existo"; no es en absoluto la muerte. Es así estimados lectores, desde mi punto de vista no hay desaparición de aquellas fuerzas divinas de la naturaleza que nos hacen ser seres de razón al momento de que nuestros cuerpos materiales pierdan sus signos vitales, no existe la muerte para el ser humano (por mas que sea un hecho muy doloroso para los que quedan) ya que la frase "ser humano" nos está indicando una innegable unión con nuestra mente, y no con nuestro cuerpo, debido a que el hecho de "ser", es la razón por la que hemos definido ese "ser", y por lo tanto, ese "ser", es inmortal. Mientras que el cuerpo que ha perdido sus signos vitales, no es mas que aquella vasija, nos es otra cosa que un contenedor material de lo que verdaderamente nos hace ser seres conscientes, seres que podemos continuar definiéndonos de ese modo, gracias a que nunca dejamos de ser parte del Todo, de aquella Noosfera, de que nunca dejamos de ser parte de la Mente Universal.

La muerte no existe. No desaparecemos. El yo que nos representa en la vida terrenal no se extingue, por mas triste que sea, y que estoy de acuerdo que lo es. Pero, la muerte, es solo otro concepto más creado por el Hombre y para el Hombre, con el objetivo de continuar manteniéndonos atados por una cadena psicológica más, y evitar que nuestra conciencia vaya mas allá de nuestros límites terrenales… que se sienta parte del Todo.



¿Te gustó esta Web? Haz clic aquí para recibir novedades.

01/12/2013


De la evolución por sobre la creación.

¿Porqué otras especies de animales no llegaron, -luego de millones y millones de años-, a evolucionar hacia el nivel de conciencia en que nosotros, los humanos, hoy en día nos encontramos, obtenido éste tan rápidamente, en un poco más de 400 mil años? ¿Existe realmente un eslabón perdido?, ¿o bien los que estamos perdidos en el tiempo somos los seres humanos?, ya que, posiblemente, nuestra carrera evolutiva hacia ser lo que hoy en día somos: "homo sapiens sapiens", no comenzó hace 400 mil años, sino que comenzó mucho antes; me refiero a que -conociendo humildemente los avances arqueológicos respecto de nuestro pasado, y las infaltables pruebas de carbono, etcétera-, la evolución de nuestra conciencia comenzó a recorrer su camino hace millones de años (mas no hace 400 mil) en clara concordancia con la evolución de las demás especies. Con esto quiero decir, -sin querer desmerecer al método científico, del cual me siento orgulloso-, que posiblemente, el eslabón perdido no se encuentre en el período de la evolución humana, sino mas bien, que ese eslabón perdido se halle en nuestra propia manera de entender la evolución humana, y como me caracterizo como un racionalista más (y a veces demasiado!!!), me vuelco siempre a pensar, que el ser humano, -aunque mucho más evolucionado que otras especies respecto de ese enigmático Neocortex cerebral, y sin olvidarme de ciertas especies como los chimpancés, los bonobos o los delfines, los cuales son conscientes de su propia existencia-, el "homo sapiens sapiens", sigue siendo una especie "sin terminar", es decir, que si todavía no puede explicar ese eslabón faltante en nuestra especie, quiere decir, -y solo desde mi punto de vista-, que el eslabón faltante se corresponde a deficiencias de conocimientos y metodologías para comprender nuestra propia realidad pasada, o sea que ese eslabón falta en el hombre y no en lo que podría ser un punto de inflexión entre los simios avanzados y nosotros. 

Cuando surgen estas preguntas, siempre me inclino a lo que estadísticamente tiene mas probabilidad de dar una respuesta. Por ejemplo, a la pregunta: ¿Fueron los Annunaki los que modificaron nuestro ADN y todavía no encontramos aquel primer eslabón perdido? Con lo que a esa pregunta la respondo con probabilidades, es decir: ¿que probabilidad hay (o hubo) de que haya existido una "mano divina" que se hubiera ocupado de mejorar genéticamente a una especie como los simios, (tomando como muestra, a aquellas manos divinas)? Versus: ¿que probabilidad hay de que el mismo ser humano haya evolucionado por si mismo y que se haya equivocado hoy en día en el punto de vista del eslabón perdido, (tomando como muestra a los humanos)? Estadísticamente hablando, veo imposible el poder tomar una muestra estadística de los seres que pudieron crearnos, por lo que la probabilidad resultante de mi primer pregunta es cero. Pero, la segunda cuestión, es una realidad estadística casi innegable diría yo, ya que las probabilidades basadas en una gran muestra, aumentan considerablemente la significancia del resultado, con lo que la probabilidad en esta 2º cuestión es > 0 (y muy cerca de 1, o sea de 100%). A lo que me quiero referir con esto, es que el propio ser humano es el que ha creado realidades, la mayoría de las veces muy acertadas, pero otras muy equivocadas, y solo debemos esperar para que la respuesta correcta, salga a la Luz, a que el ser humano pueda encontrar el eslabón perdido, pero que estaba perdido dentro de su propia comprensión y estudio del mundo y de nuestra evolución.

Del cerebro, de la conciencia y de los dioses.

Ejerciendo una especie de empatía sobre aquel proto-humano, en el justo momento en que éste comenzaba a ver la vida desde la perspectiva bípeda -y no cuadrúpeda-, es clave para entender aquel entorno evolutivo, dejando de lado temas referidos a la propia supervivencia. Entonces, por tal motivo, al momento de ser los únicos animales que, -además de ser bípedos-, pudimos liberar nuestros pies delanteros (o proto-manos) con el roce del suelo, y no solo de vez en cuando, como algunos animales hasta hoy en día lo hacen, sino que, liberamos nuestras extremidades delanteras -de ese único uso que era el pedestre- para siempre, haciendo el caminar bípedo, las 24 horas del día, los 365 días del año. 

Por consiguiente, el propio cerebro se vio en la necesidad de reajustar la utilidad de esas dos extremidades delanteras, de modo que éstas continúen sirviendo para movernos en aquel mundo, pero esta vez no para caminar con 4 patas, sino que, principalmente, para realizar otras actividades todavía a descubrir. Es decir, cuando el proto-humano se percató de que tenía liberadas sus extremidades delanteras (o superiores), y que se podía mover de igual manera que antes por todo su entorno, con solamente la utilización de sus extremidades traseras (o inferiores), allí, en ese preciso momento (y que habrá durado miles de años) es que el nuevo ser bípedo, comenzó a darle otras actividades a dichas extremidades superiores (delanteras), y el cerebro fue el encargado de entregarle nuevas incumbencias a aquellas extremidades "desocupadas". Con esto último, es un tanto lógico que el cerebro haya tenido que realizar un reajuste de su estructura interna para atender a las demandas de caminar, y a las nuevas demandas de dos extremidades libres. Y otro claro aspecto que nos ha hecho lo que hoy somos, es que nuestra visión estereoscópica es clave en nuestra evolución, debido a que, al pasar a tener los ojos totalmente convergentes sobre los puntos a los que dirigimos nuestra mirada (2 lineas oculares totalmente en paralelo con nuestra cara y no oblicuo -o bien, divergentes- como en los camaleones por ejemplo), pasamos a percibir al mundo tal cual -aparentemente- es; es decir, si vivimos en un mundo 3D, al evolucionar con nuestra visión estereoscópica, comenzamos a percibir "la realidad", y junto con las extremidades liberadas, a manejarla a nuestro antojo, con lo que el pobre cerebro debió continuar ajustándose a las nuevas demandas físicas (brazos y vista). Y recordemos que la vista es el sentido que mas poder cerebral ocupa, de todos los demás. 

Debido a los anteriores cambios evolutivos, comenzamos a comunicarnos mejor, no solo por medio de balbuceos primitivos, sino que también con las flamantes manos, y de ese modo se fueron concibiendo conceptos arquetipicos, y a formarse un cierto primitivo lenguaje hablado-gestual (y preguntemonos, ¿porque hoy en día movemos las manos al "ritmo" de nuestras palabras? Simple reminiscencia de aquellos tiempos). Y de aquí en más, todo lo que vino después respecto de mejoras en la dicción, en definir al mundo que rodeaba a aquellos primitivos seres humanos, y a tratar de entender su entorno a través de su primitivo uso de razón -razón creada por aquella liberación de brazos y de la visión estereoscópica- la cual, el mencionado uso de razón, sino podía hallar una explicación a cierto suceso con mucha carga emocional (y reparemos aquí, en que el pensamiento científico todavía se encontraba totalmente en pañales) el cerebro se habría encargado de generar algo parecido al concepto de "deja vú", es decir, cuando aquellos humanos se encontraban bajo cierta disyuntiva, algo inexplicable y que a la vez excitaba de sobremanera sus emociones mas profundas, ese efecto "deja vú", es el que, desde mi perspectiva, ponía una realidad falsa, extraída de sus propios cerebros, para darle "sentido" y calmar su sed de "entender" un determinado suceso inexplicable y emocionalmente significativo. El "deja vú" hace exactamente lo que hacen las religiones, colocar un cierto concepto -creíble o no, dependiendo del observador- dentro de un contexto mucho mas amplio (como por ejemplo, la espiritualidad externalizada) de modo de que aquel concepto "encaje" dentro de una determinada "realidad" de manera tal de que todo ese paquete sea "entendido" -como la religión lo desea- y por los adeptos a esa fe dogmática. 

Entonces, aquellos primitivos humanos, por medio de sus flamantes extremidades y miradas estereoscópicas (sumado a otras evoluciones corporales), comenzaron a darle "sentido" a esos "deja vú", de la misma manera en que lo hace cualquier persona con características de liderazgo, estableciendo sus propias reglas y sus propias creencias ("deja vú's" propios) como colectivas, aceptándolas por parte de las masas seguidoras. De esta manera (y con la ciencia todavía verde, sin brotar todavía) lo inexplicable tenía su sentido a partir de un concepto similar al de "deja vú". 

Por lo tanto, a partir de aquellos "líderes espirituales primitivos", comenzaron a crearse los dioses (y hasta hoy en día millones de personas desconocen que los dioses están dentro de nosotros mismos). Y miles de años después, se crearon y formalizaron las religiones, las que luego, cada una de ellas "formalizó" su/sus dios/dioses.

Y respecto del tema de la capacidad de abstracción, de poder entender, definir y conceptualizar ciertas realidades primitivas, no fue mas que una simple consecuencia de aquellos dos hitos en la evolución humana, el de poder percibir (tocar y ver) el mundo 3D tal cual es. Los animales cuadrúpedos sin visión estereoscópica es como si estuvieran viviendo en un mundo 2D, -desde el punto de vista de ellos-, por lo tanto, no comprenden nuestro mundo, que es 3D, y por ello no han podido evolucionar, hasta tanto les suceda lo que detallé mas arriba, respecto al ser humano. Yo siempre pienso que la especie de simios denominados: Bonobos, son los próximos animales a evolucionar, junto a nuestra especie, hacia una conciencia como la humana.

Entonces, desde mi óptica, el catalizador, el punto de inflexión, etcétera, fue ese gran cambio de cuadrúpedos a bípedos, y de visión 2D a visión 3D, o sea, a percibir al entorno tal cual es en la realidad, y como lo seguimos percibiendo hoy en día.

Incluso, a ese gran y doble catalizador (flamantes brazos y visión 3D), le puedo sumar otro, y que es el sexo frente a frente, es decir que, con éste andar bípedo, pudimos mirar a los ojos a quienes solo veíamos por detrás, es decir, a nuestra pareja sexual femenina, ya que, el cuadrúpedo no ve a los ojos a su pareja, en cambio el bípedo si, con lo que ésta situación de dos seres mirándose a los ojos mientras tenían un acto -que hoy llamamos sexual- pero que en aquel tiempo, -y hasta hoy en día-, era y es casi místico, pienso yo que cambió para siempre nuestra realidad, era el tercer ingrediente que faltaba por sobre los dos primeros catalizadores. El sexo frontal, cara a cara, no solo fue -y es- físico, sino que le dio un toque divino, mental, emocional y místico para el procesamiento de nuestro "atorado" cerebro de aquel entonces.

De aquí en más, la necesidad de explicar la realidad por intermedio de las proto-religiones -y mucho después, el advenimiento de las religiones formales-, hicieron que éstas pudieran tranquilizar -momentáneamente- a aquellas mentes, atestadas de nuevos estímulos inexplicables, con mucha mas fuerza y rapidez que aquella proto-ciencia, cosa que hoy es totalmente inverso, y muy lógico, ya que la ciencia no solo explica y le da sentido, tanto al macro como al micro cosmos respectivamente, sino que algún día ésta se transformará en la única religión del mundo... la de la razón y la de la creencia en uno mismo, en lugar de hacerlo en una especie de "Deja Vú".


¿Te gustó esta Web? Haz clic aquí para recibir novedades.

18/05/2013


Televisiosis o Televisiositis, le llaman algunos estudiosos, a los efectos de la televisión sobre la mente humana, y especialmente sobre uno de los sectores de la sociedad que mas vulnerable se encuentra ante aquella especie de enfermedad psíquica, y que son los niños.

Los únicos culpables de que los chicos se pasen delante de la televisión, sin que medie entre ellos un control de tiempo y contenidos, somos nosotros, los adultos. Los niños están preparados evolutivamente para absorber, asimilar, aprender, aprehender, pensar, deducir, etcétera, todo lo que se le presenta ante sus sentidos, con el objeto de estar preparados para cuando sean adultos.

Y, ¿qué sería el estar preparados para cuando sean adultos? Que durante la infancia, los chicos deben asimilar eventos y objetos del mundo real, con todas sus buenas y sus malas realidades o consecuencias, pero realidades al fin, lo cual los prepara, de una manera natural, para hacer frente a aquellas buenas y malas realidades que deberá sobrellevar cuando lleguen a la edad adulta, sin tener que sucumbir de manera psicológica ante un estado de indecisión e incertidumbre, lo cual es moneda corriente en la edad adulta. Sin esa "cáscara" o "coraza" psicológica compuesta por dualidades de cosas buenas y malas, de sufrimientos y de gozos, de pérdidas y de conquistas, etcétera, el niño será un adulto cuya vida lo terminará aplastando psicológicamente, por el hecho de no poseer aquellas protecciones, construidas  éstas, con el paso del tiempo.

De acuerdo a lo anteriormente dicho, un niño que pasa muchas horas por día, frente a la televisión, sufre la perdida de contacto con varias realidades, y de algunos trastornos en su desarrollo, y que son: la percepción distorsionada de la vida y de las personas, una actividad cerebral muy disminuida y relegada a percibir sonidos e imágenes cargadas de conceptos que a veces modifican la realidad de los propios niños, pasividad y receptividad en detrimento de una condición activa y proactiva, incomunicación social con la familia o con amigos, disminución de la creatividad la imaginación y la inventiva, disminución de la capacidad de atención o también llamado Trastorno de Atención, alteración de la paz y armonía familiar por el hecho de quien ve tal o cual programa, problemas visuales si los niños miran la televisión a menos de tres metros de distancia, percepción y asimilación de una realidad alterada y virtual, tiempo perdido en lugar de utilizarlo para la familia, amigos, estudio, lectura, creaciones intelectuales y un gran etcétera.

¿Qué responsabilidad tenemos los padres respecto de cuanto tiempo pasan los chicos frente a esa especie de "chupete electrónico" que es la televisión? ¡¡¡Pues toda!!!. Y como los niños no han madurado para darse cuenta de aquellos malos efectos, somos nosotros, los que "sí hemos madurado" para hacérselos saber, para decidir cuanto tiempo pasan y qué contenidos ven en la televisión, y ser firmes ante esas decisiones. Pero no basta con solo ejercer de adultos restrictivos sobre la libertad de nuestros hijos. También debemos estar con ellos en ese tiempo libre de televisión que nosotros mismos les imponemos, ya que si controlamos eficazmente el tiempo y contenido que ellos miran, debemos tener la misma tenacidad para participar en sus tareas extra televisivas, como ser un simple juego a las cartas, un juego de ajedrez, una buena sesión diaria de lectura y charlas de padres e hijos, y con los temas que ellos quieran o puedan manejar desde su todavía inmadura perspectiva, salidas a compartir momentos de juegos físicos con familia y/o amigos. En mi caso estas sesiones de siete días a la semana, es una hora o mas, todas las noches, y no es de forma obligada, sino que ellos mismos lo piden. Solo es necesario generar hábitos de buenas costumbres en los chicos, para que, luego de unos pocos meses practicándolos, ellos mismos son los que recurren a esas buenas prácticas de la que hablaba arriba.

¿Qué responsabilidad tiene la escuela respecto de este enemigo de la intelectualidad que es la televisión? Pues mucha. ¿Y de que manera deberían actuar los profesores respecto de este tema? En primer lugar, predicando con el ejemplo y con palabras de alerta respecto del daño que les hace en el presente y a futuro, si es que el tema Televisiosis o Televisiositis no se encuentra dentro de los programas curriculares. O bien, si estos temas están en la currícula, haciéndoles ver con ejemplos y buena didáctica, aquellas cuestiones que detallé en el párrafo anterior.

Con todo lo anteriormente expuesto, y desde mi humilde punto de vista, la intelectualidad de las personas, pienso que es inversamente proporcional al tiempo que aquellas han pasado y pasan frente al televisor, ya que esa máquina de proveer dependencias psicológicas e ideológicas sobre mentes desprotegidas, genera en el tejido social, la misma relación proporcional, o sea que las capacidades intelectual, cultural, creativa, imaginativa, constructiva, etcétera, de la sociedad toda, son inversamente proporcionales al tiempo medio que las personas de la población han pasado y pasan frente al televisor. A mas tiempo dedicado a la televisión, menor es la capacidad intelectual del tejido social, es decir, menos tiempo para cultivar el saber, con lo cual esto conlleva graves implicancias respecto de la participación de las personas en la construcción y mantenimiento de un mundo mejor, como la ausencia de libertad de pensamiento y de expresarse libremente sin que la propia mente sea la que nos encadene, el perder virtudes tan necesarias como la tolerancia, el respeto, la empatía, y también, llegar a demostrar sentimientos de ira ante situaciones irrelevantes y que no hacen a lo que verdaderamente importa en la vida.

Entonces, si queremos tener un mundo cada vez mejor, ¡¡¡en un amplio sentido!!!, nosotros, los adultos, como los padres, los docentes, los políticos, las fuerzas de la ley, etcétera, debemos procurar que el tiempo de los niños, no sea un tiempo perdido, ya que si lo es, se convertirá a futuro, en una sociedad perdida.

¿Te gustó esta Web? Haz clic aquí para recibir novedades.

06/05/2013


El alma, ¿es inmortal? Respecto a esta pregunta, yo no me referiría al alma de la manera en que lo hacen las religiones, ya que estaría en contradicción con mis propias creencias, anulándolas por completo. Pero, basándome en la teoría de la física de partículas, denominada, Física Cuántica, puedo imaginar una respuesta respecto de la inmortalidad del alma, y por ende a esa bienvenida pregunta.

Quiero aclarar, antes de proseguir, que el concepto del "Alma Cuántica", el del "Yo Cuántico" y el del "Ello Cuántico", (además del de "Estadíos Psicológicos Cuánticos") son conceptos propios, revelados ante mi consciencia (e inconsciencia) como resultados de diferentes investigaciones al respecto, desde hace muchos años.

Por si algunos lectores no poseen conocimientos respecto de la Física o Mecánica Cuántica, ésta ciencia expresa, entre muchas otras cosas, el comportamiento y propiedades de las partículas subatómicas (electrones, fotones, etc.). Y justamente una de esas propiedades, es la llamada: Entrelazamiento de estados Cuánticos, la cual formula que toda partícula subatómica puede estar en dos -o mas- lugares al mismo tiempo, sin importar las distancias (centímetros o años luz). Figurativamente, el entrelazamiento de una sola partícula, la podríamos dibujar como una especie de estiramiento de la misma, por lo que en cada uno de sus dos extremos se mantienen todas las propiedades de esa sola partícula.

En consecuencia, y como ya sabemos, todo lo que nos rodea, incluyéndonos a nosotros mismos, los humanos, estamos compuestos por materia. A su vez la materia, está compuesta por moléculas, que a su vez las moléculas están conformadas por átomos, y como decía mas arriba, los átomos tienen su centro de Neutrones y Protones, y girando sobre este, la nube de las partículas llamadas electrones (partícula subatómica con carga eléctrica negativa).

Por consiguiente, estos electrones (y las demás partículas) poseen aquella propiedad llamada entrelazamiento, que es la capacidad de encontrarse en dos lugares al mismo tiempo y sin importar las distancias. Y aquí recién voy enfilando con mi intención de contestar a la pregunta respecto de la inmortalidad del alma. Como el ser humano, en todos sus aspectos intrínsecos, como los físicos, los fisiológicos, los electroquímicos, los sinápticos interneuronales, etc., no son mas que partículas subatómicas conformando un Todo mas grande y complejo (átomos, moléculas, células... materia) y posteriormente, recordando la famosa ecuación de Einstein, que dice que la masa (materia) es igual a la energía (partículas subatómicas: electrón, fotón, etc.), mi punto de vista respecto de la inmortalidad del alma, como dice la pregunta -y como agrego yo, la inmortalidad del cuerpo completo- es que, como estamos hechos en esencia, en base a partículas que cumplen ese entrelazamiento cuántico... si las partículas de nuestro cuerpo, de nuestros pensamientos, de lo que nos hace ser lo que somos, pueden estar en dos lugares al mismo tiempo, sin importar distancias... nuestro cuerpo y nuestro Yo consciente e individual... también están en otro lugar. Y justamente nuestro Yo, lo que nos hace ser lo que somos, también está en ese otro lugar, ya que nuestro Yo, es un Yo Cuántico, conformado por procesos cerebrales, por sinapsis electroquímicas, o sea por partículas subatómicas de compuestos químicos y eléctricos... Por mas que nuestro cuerpo actual se muera en este lado del entrelazamiento de nuestras propias partículas... del otro lado estará nuestra otra punta de ese fenómeno cuántico... seguiremos estando nosotros... en otro mundo (existente por la misma razón cuántica), y en otro universo quizás... estaremos en cuerpo y alma (nuestra individualidad sináptica, cerebral)... y así sucesivamente, cada cuerpo que muere (hablando siempre de esa misma persona), tendrá su otra "punta". Lo único que es pasible de variar en ese otro posible mundo, son los eventos que condicionan nuestra vida, ya que esos eventos son ajenos a la Física Cuántica, y solo responden a la teoría del caos.

Debido a esto, nunca me convenció la teoría metafísica, y ni siquiera la metafísica de la naturaleza (en mis humildes lecturas sobre esos temas), y desde siempre, he estado preguntándome sobre todo y dudando de todo (pero no descreyendo). 

Por lo tanto, mi posición actual (construida de a poco y desde mi infancia) respecto de la muerte, es la expresada arriba de estos párrafos, la cual también se podría superponer a la definición de inmortalidad del alma que las diferentes religiones han tratado de explicar y “hacer entender”, o mas bien, "hacer creer".

No solo el alma (o procesos sinápticos mentales) sino nosotros mismos estamos replicados en otro mundo. La Mecánica Cuántica lo ha demostrado mediante teorías matemáticas, pero, como si lo anterior fuera poco, ha hecho lo mismo con estudios científicos que demuestra lo antedicho de una manera empírica.

Además de haberse conseguido la Teletransportación (o Teleportación) cuántica con una partícula de luz, un fotón, en donde ese fotón estuvo en dos lugares al mismo tiempo y a una gran distancia; en el Gran Acelerador de Partículas denominado LHC (Large Hadron Collider) ubicado en Ginebra, ya se ha descubierto la escurridiza partícula que aglutina la energía (electrones, etc.) que está en constante vibración, transformándola en materia tangible y dotada de una aparente quietud constitutiva… una piedra, una mesa... nosotros mismos, y cuya partícula es: el Bosón de Higgs.

Y si voy mas allá, concibiéndome a mi mismo como la segunda "punta" de un primer entrelazamiento cuántico -y no como el punto de partida de ese entrelazamiento subatómico que me define y me da existencia- o sea, pensando que yo soy el cuerpo y el alma que le sigue -en tiempo y espacio- a un primer Yo, puedo llegar a deducir lógicamente que, le debo mi existencia actual -en cuerpo, mente y espíritu- a aquel "Yo espacio-temporal" anterior. Y, a partir de ahora, pasa a ser un ejercicio mental muy simple, debido a que, si aquel Yo, nunca hubiera existido, yo no estaría escribiendo estas líneas, y tampoco existirían mis sucesivos Yo's dentro del subsiguiente continuo espacio-temporal. Cada Yo, está determinado por la existencia cuántica de su inmediato anterior y determina la existencia de su inmediato posterior. Y, si algún lector me propone que esto se asemeja mucho al concepto de reencarnación; pues si, a ese mismo concepto también me he querido referir en mi explicación de arriba. La reencarnación del alma humana, podría llegar a ser una infinita Causalidad (con mayúsculas) de sucesivos estados cuánticos entrelazados, extendiéndose éstos, por el espacio y por el tiempo de una manera absolutamente indeterminada. 

A lo que apunto con esta idea, es que, nuestra existencia se encuentra encadenada a un aparente infinito conjunto de eslabones cuánticos, con lo que cada uno de esos eslabones, se corresponden a una versión de nosotros mismos -o por lo menos, de nuestra alma, o del espíritu, o bien, del Yo cuántico- en el continuo espacio-temporal subatómico.

Por lo tanto no me quedan dudas respecto de que la inmortalidad del cuerpo y del alma es casi una verdad absoluta, razonando todo esto, basándome pura y exclusivamente en la ciencia y no en la religión. Y cuando comprendí esto, hace mucho tiempo, fue una gran revelación para mí, debido a que me permitió perder por completo el miedo a la muerte. Incluso, a mis hijos se los explico de esta misma manera, obviamente adaptado el concepto a la altura de sus mentes, por lo que ya están en esa vía de que uno no se muere, sino, más bien… que cambia de lugar ¿no les parece?

Nelson J. Ressio.

¿Te gustó esta Web? Haz clic aquí para recibir novedades.

Donar en Patreon
Nota: Todos los artículos de esta web, www.erminauta.com, poseen Copyright. Cualquier uso indebido, como copia, lectura o transcripción similar en cualquier medio, ya sean páginas web, directos en video, videos grabados, o podcast personales en audios, son una fiel violación a los derechos, lo cual es penado por la ley de propiedad intelectual. De todos modos, si desea crear una información a partir de esta, deberá, de manera inexorable, nombrar la fuente, que en este caso soy yo: Nelson Javier Ressio, y/o esta web mediante el link específico al/los artículo/s mencionado/s.
Safe Creative #0904040153804


Recomendados

Subscribe to RSS Feed Follow me on Twitter!
☝🏼VOLVER ARRIBA☝🏼