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29/12/2017

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Prologo del libro.

Tal como lo expresa el título de esta obra, toda persona que se considere un verdadero cultor del autoconocimiento, de la constante auto-observancia, del diario transmutar bajas pasiones en virtudes, tristeza en alegría, dolor mental y físico en el fortalecimiento de la psique, del eterno Resolver y Coagular, del rectificar, del comprender cabalmente, ¿qué es esa tan extraña Piedra Bruta?, y el llegar a aprender de qué manera desbastarla, para luego pulirla, de modo tal de que quede lo mas cúbica posible y que las fuerzas psíquicas lo permitan, ya que, si bien el ser humano no es perfecto, sí que es perfectible; entonces, todo aquel que desee hacer lo anterior, y mucho mas, debería leer este libro.

Y para todo lo anterior, es necesario comprender, que este es un libro masónico como base fundamental en ser también un libro iluminista, y agnóstico, y aunque algunos de sus capítulos no nombren las herramientas de trabajo específicamente, las que se utilizan en el Arte Real, en dichos capítulos, las herramientas son nombradas de una manera velada, aplicada, tanto al microcosmos como al macrocosmos, a uno mismo como también, al mundo real. Este es un libro que logra conjugar las herramientas del Albañil de si mismo, de una manera explícita, en algunos capítulos y de manera implícita en otros, intentando lograr acercar la comprensión de que todo recién iniciado –o no–, posee sobre si mismo el arduo destino de mejorarse, para luego, tomar la responsabilidad de mejorar también, a los que los rodean, sin que lo primero se detenga, ya que el conocerse a uno mismo, para luego mejorarse, y continuar ese ciclo demiúrgico de manera constante, es un trabajo con características de eminente eternidad.

Además de comprender cual fue y todavía es, la mano masónica que le dio forma a este mundo civilizado, el lector podrá viajar por los senderos del secretismo, de la Libertad de Expresión, del entendimiento de que en la vida misma existen incontables momentos iniciáticos que nos cambian para siempre, y que muchos seres humanos saben manejar con inteligencia, y que otros no logran llegar a hacerlo en su debido tiempo, y sucumben en el intento; pero también el lector entenderá al tan nombrado Naturalismo de una manera aplicada; comprenderá desde donde proviene aquella Verdadera Luz, entenderá las diversas máscaras que porta cada ser humano, como también los límites que deberá auto imponerse, fundamentados en la Justicia, la Equidad y la Rectitud. Por otro lado, comprenderá –y a la par de perder el miedo– a la Muerte, entendiéndola como un evento natural y esencial en el complejo entramado que se denomina: vida, sin antes pasar por un gran ejercicio de la Duda Filosófica, el cual les hará comprender que la duda, es la base de la sabiduría. Sabrá también, a ciencia cierta, ¿qué significa hacer masonería?, porque no todos los iniciados, recientes o no, lo tienen muy en claro; pero, luego de aquello, viajará hacia el mundo de los Egos y de sus nefastos efectos, y luego entenderá a las personas que parecen brillar las que no son mas que reflejos del brillo de otras que efectivamente portan aquella Verdadera Luz. Comprenderá como convertirse en dioses de si mismos, así como la lealtad, el Silencio, el fanatismo, las ironías de un tal Silos, la elocuencia, para pasar luego a sobrevolar por el estado actual de la institución familiar, pero seguirá aprendiendo respecto del porqué la Razón es Suprema, acompañado con comprensiones profundas sobre la evolución humana y la presencia destructiva de una parte de la sociedad que está en un proceso regresivo, evolutivamente hablando. Dejará a un lado, las utopías terrenales, entenderá a la aparentemente creciente ignorancia colectiva de la especie humana y el efecto negativo y positivo de las palabras.

También surcará los terrenos de la crítica constructiva hacia la masonería, mas específicamente, cuando un escrito, es compartido por altos funcionarios masónicos, aún cuando dichos escritos sean antimasónicos a toda vista y entendimiento.

Pero su viaje no finalizará allí, porque serán objeto de su mirada analítica, aquellos que corrompen, que fanatizan, y que esclavizan a las personas, aquellos que surcan las vías sinusoidales del fanatismo político y del fundamentalismo religioso, ambas unidas, a veces, en una vorágine destructiva que aparenta ser imparable, en algunos casos, pero, sin ir muy lejos de este fanatismo, el lector intentará comprender qué tipo de religión será aquella que se basa en los extraterrestres, y todo lo anterior, encerrado en una palabra que se denomina “Fe”.

Por otro lado, no se escapa de este libro, el tema del análisis crítico de las Ideologías y los Ideales dentro de la masonería, y cual sería la manera más acertada en que una de ellas sea la que perdure, y el porqué de esto.

Y para todo aquel que se eleva, analizaremos qué es lo que sucede con nuestras relaciones interpersonales al llegar a “completar” nuestro ascenso por la escalera de Jacob.

Por otro lado, el lector podrá construir un análisis de uno de los misterios mas grandes del ser humano, porque tal misterio, es tan poderoso y aparentemente tan indescifrable, que logra rozar con la idea de una ayuda extranjera, fuera de este mundo, pero en este caso, la ayuda vendrá, desde el propio simbolismo milenario, el cual irá resolviendo lo que aquel gran misterio propone como algo indescifrable hasta el día de hoy, sin olvidar de los lazos que estableceremos con la divinidad, con la inmortalidad del alma desde varios puntos de vista, el significado del Arca de la Alianza, de los estados alterados de conciencia en relación a los sentimientos suicidas; pero como si fuera poco, el lector podrá elevarse hacia lo mas alto de la comprensión del Yo y del Ello, de los estadíos psicológicos que determinan quienes somos y como nos comportamos, entendiendo que estos estadíos no son mas que la Piedra Bruta del ser humano, y como la maldad y la bondad residen y actúan en el Hombre, y de maneras muy diversas.

Y como si lo anterior no fuese suficiente, este libro pone en foco a la Pacificación Mundial, a la imparable superpoblación humana, a la tecnología como método de control de la población, y que se completa con muchos capítulos más, los cuales surcan los ámbitos profundos del simbolismo, aplicados al mundo real, o bien, extraídos de él.

Por último, una respuesta, en forma de capítulo, a la gran pregunta que toda persona debería hacerse todos los días de su vida, y que es, ¿Quién soy?

Y todos mis libros (14), se los pueden obtener a través de este otro link de la librería On Line, Amazon.


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15/12/2017


Ni la sociedad, ni el hombre, ni ninguna otra cosa deben sobrepasar para ser buenos los límites establecidos por la naturaleza.

Hipócrates.

"Mi libertad se termina donde empieza la de los demás."

Santo Tomás de Aquino. 



Una de las tres grandes luces de nuestra Querida Orden Masónica, la que nos invita a percibirla ante nuestro entendimiento, para que sea utilizada correctamente, por nosotros y sobre nosotros, como Obreros de nuestros propios templos de virtudes, durante el duro, pero imparable proceso que nos conduce hacia nuestra auto-construcción, hacia nuestro auto-conocimiento, hacia el preciso instante en que comprendemos hasta donde podemos llegar con nuestros actos, para poder vislumbrar y no traspasar nuestros propios límites, durante momentos ciertamente remediables, en los que invadimos los límites ajenos, como efecto resultante de no ser conscientes de entender hasta donde somos capaces de llegar con nuestras acciones y palabras, hasta donde entendemos que aquellas fuerzas tiranas provenientes desde lo profundo de nuestra psique, denominadas egos, nos podrán llevar hacia el rectificable acto de invadir conciencias que no nos pertenecen, y además, a dañar susceptibilidades ajenas, a que aquellos egos nos eleven injustamente por sobre nuestro prójimo, nuestro próximo, a que nos quieran llevar directamente hacia el anteponer y hacia el prevalecer nuestros puntos de vista respecto de una idea determinada, por sobre las de aquel prójimo, porque debemos comprender, doliéndonos del trabajo con Mazo y Cincel, que nuestros puntos de vista, se deben encontrar delimitados y contenidos por el efecto de los incontables puntos de vista de los demás, es decir, que ciertas ideas no deben ser invadidas por otras ideas ajenas, y viceversa, quedando cada una de ellas, contenidas y rodeadas por los límites externos de las demás ideas circundantes, aunque es perfectamente entendible y propio de uno de las tres lemas fundamentales de la Masonería, y que es la Libertad, de que las ideas expuestas a nuestro prójimo, que nos circunda en todos los ámbitos de nuestra vida, sean el fruto del pensamiento y de la intuición, producido éstos gracias a la ausencia de toda atadura psicológica y de falta de empatía, y no así, por la acción de aquel ego, en sus diferentes facetas, que nos conducirá indefectiblemente a que confundamos nuestros límites con los de los demás; a que seamos los invasores de terrenos psicológicos ajenos, con lo que esto significa; a que nos adueñemos, en un rapto de distracción propio del accionar de los egos, de sensibilidades que no deben ser dañadas por el accionar del reparable acto de no saber manejar la rama alejada del centro de nuestro compás psíquico, ya que es muy necesario el mantenernos lo mas cerca posible de dicho centro; a entender que los pensamientos ajenos no merecen ser divididos a la mitad por la línea trazada con aquel compás que delimitan los nuestros; esos egos, esos muy poderosos egos, que en todo momento nos quieren gobernar y descentrar, hasta intentar ser soberanos en terrenos ajenos, simplemente nos alejan de la verdadera misión que tenemos como constructores de nuestros Templos de Virtudes, de nuestro entender hasta donde podemos llegar, de nuestro saber que si bien nuestras acciones tienen un punto de partida central, las mismas no pueden sobrepasar lo que en geometría se denomina como radio, y nuestro radio, Queridos Hermanos, es la única distancia de doble sentido que deben recorrer nuestros actos e ideas, con el objeto de no interactuar con los radios de nuestro prójimo, y esa clarísima línea que nos aleja del centro, pero que mantiene “a raya” nuestros egos dentro del límite que nos brinda el círculo, esa innegable línea recta, que representa tanto nuestra conciencia como nuestros egos, pero que también nos dice que cuanto mas cerca estemos del centro, -razón de ser que le da el otro extremo o rama del compás-, mas cerca estaremos de brindar nuestras ideas y nuestros actos de forma positiva, real y verdadera, y que cuanto mas lejos nos encontremos, nuestros egos comenzarán con sus acechanzas, resultando con ello, en que las apariencias y las falsas interpretaciones sean las causantes de que aquel radio que nos mantenía dentro de nuestros centrados límites, invada y coaccione con los radios que demarcan terrenos ajenos, por lo que, aquella herramienta psicológica, y que tiene su equivalente arquetípico en el mundo de las cosas, es el Compás queridos hermanos, nuestro mágico y muy poderoso Compás, y no digo mágico y poderoso porque dicho elemento representativo de nuestros límites, contenga poderes intrínsecos, todo lo contrario, ya que solo representa la magia y el poder que debemos tener dentro de nosotros mismos, y que poseemos en nuestra psique, ya que dicho elemento de geometría; el cual nos lleva desde la dualidad de las bajas pasiones (del 3 y del 6, valores de ambas ramas), -como los mencionados egos-, hacia la unidad que representa el extremo superior del compás, debido a que éste pináculo, reúne lo disperso, junta y armoniza los extremos, unifica lo que se encuentre cercano a los límites o puntos externos del radio… en definitiva, este extremo superior y unificador (el cual posee el número del GADU mismo, el nº 9), nos hace comprender; ni mas ni menos, que aquel radio conductual que contiene nuestras ideas y actitudes, unificadas éstas, en dirección a la cima y por medio de ambos extremos o ramas del compás; nos hace entender qué tan cerca nos encontramos de ser los perfectos moderadores de nuestros propios actos.

La moderación, que nos simboliza aquella parte superior del compás, representa nuestro esfuerzo y nuestra actitud que empleamos en el duro acto de reunir lo disperso, de eliminar aquellas falsas apariencias e interpretaciones subjetivas, deshacernos de ese “suponer” que nos crea ideas ilusorias y percepciones equivocadas; esa cima, personifica al acto mismo de juntar las bases psíquicas de nuestra conciencia e inconsciencia (3 y 6), representada por la línea geométrica del radio, de manera tal, de que la conciencia del Uno, del Si-mismo, de nuestro Yo (del 9), sea lo único que constituya nuestra vida en relación con el prójimo… con nuestros semejantes.

A ese compás; a ese elemento de madera o mental, que no hace otra cosa que realzar una imperfecta y doble moral, regidas por el 3 y el 6, hacia la Luz de la unidad y de la sabiduría, hacia el propio Cenit, regido por el 9. el G:.A:.D:.U:., y que cada uno de los distintos límites que nos tracemos por medio de él, en el camino de la auto-medición de nuestras piedras psicológicas; a dicho elemento, tanto arquetípico como geométrico, debemos imprimirle la mayor firmeza y voluntad que podamos, para ir construyendo nuestro templo de virtudes, desprovisto éste, de las débiles e irregulares piedras que representan los malos hábitos, de los vicios cedidos a la debilidad de nuestra indudablemente perfectible forma de ser, de toda pasión que se relacione con lo vulgar y que deshonra la perfectibilidad del ser humano, y de cualquier otro acto que agravie, tanto a nosotros mismos, como también a los demás.

Ese elemento mágico y poderoso, por su representación arquetípica en nuestra mente, delimita el verdadero y único espacio de nuestros derechos, respecto de los derechos de nuestros semejantes, ya que nuestros actos, para con nuestros semejantes, deben guardar el mayor respeto, consideración y estima hacia ellos, ya que también, éstas tres virtudes, brindadas desde la cima de nuestra conciencia, nos retornarán hacia nosotros desde los demás, y de la misma manera en que partió hacia aquellos. El compás representa la única guía arquetípica que delimita nuestras acciones conscientes. Si no nos basamos, tanto dentro de nuestra Orden Masónica en general, en nuestro Taller en particular y también en el mundo Profano, en lo que representa el compás, tomaremos decisiones y cometeremos actos equivocados, que nos llevarán a vivir una vida repleta de susceptibilidades ajenas dañadas y de humillaciones para con nuestro prójimo.

El compás, Queridos Hermanos y Lectores, para terminar, lo debemos tener siempre presente, en todo momento y a toda hora, de cada día de nuestras vidas, horas éstas representadas por la regla de 24 pulgadas, e imprimiéndole la fuerza del Mazo y la dirección y la voluntad inteligente del Cincel, y con la rectitud de conducta de la Escuadra, basados todos ellos en la moralidad que nos brinda el Libro de la Ley, le haremos frente e identificaremos a aquellos egos que a cada momento nos quieren reemplazar nuestro bello y muy arquetípico compás y a todo lo que él representa; sostenido éste desde la mano creadora del Gran Arquitecto del Universo; esos egos siempre querrán reemplazar nuestros límites, por un inoportuno y funesto símbolo de amoralidades.

En la Masonería, la frase “Empeñar la palabra de honor”, representa, precisamente, a lo que ese 9, ese Cenit o esa cima del compás nos está simbolizando, es decir, al trabajo de construir y perfeccionar nuestra moral, para cumplir, con el mayor decoro posible; día tras día, desde el día hasta la noche, desde el levante hasta el poniente, desde el Oriente hasta el Occidente, desde la rama del compás que se apoya en el centro del círculo, hasta la que describe el límite de éste; cumpliendo con orgullo, como decía antes, nuestras promesas y juramentos, dentro y fuera de la querida Orden Masónica.

Y para saber el porqué, el Compás representa, por medio de sus dos ramas, a los números 3 y al 6, y su pináculo, al número 9, le mi otro artículo a este respecto.

Nelson J. Ressio.

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La indignación que me causa la incomprensión de la gente, respecto de ciertos temas, es atroz, teniendo en cuenta que las evidencias, y mas que ellas, cuando las pruebas están a la vista, y aunque se las muestras varias veces, aún así, siguen sin comprender. Y dichas pruebas se corresponden con el mundo de los eventos y de las cosas, hablando en general, simplemente para que se asimile lo que quiero que comprendamos entre todos en este nuevo artículo.

Tal y como lo he expresado en otro lugar, un buen ejemplo del entendimiento torcido y evasivo de ciertas personas es cuando, por ejemplo, en lugar del evento y la cosa real, lo reemplazamos por un evento y una cosa ficticia, para que nuestra comprensión sea mas amplia, antes de continuar leyendo este artículo, y de mi parte, tratándolo de escribir de la mejor manera posible. El ejemplo que mencionaba antes es el siguiente: "¿Porque será que a algunos, les muestras una manzana, les preguntas que es, y responden, que es una camisa azul con botones rojos?". La raíz semántica de la frase anterior, encerrada entre comillas, se corresponde con la constante tergiversación automática del entendimiento del receptor de un determinado mensaje, y basados en la anterior frase, terminamos preguntándonos, o bien, exclamando ¡pero si yo le mostré una manzana y únicamente le pregunté que era lo que veía! ¡Obviamente que la respuesta correcta es: manzana! Entonces, ¿porque, determinados grupos de personas, expresan cualquier otra cosa, en lugar de: manzana? ¿Porque ese intento, aparentemente instintivo y de auto-protección, de no poder llegar a esgrimir una respuesta lo mas cercana al respecto de lo que se pone en consideración a través del núcleo mismo de la pregunta? ¿Porque no se responde, simplemente: manzana? Pues bien, la respuesta, desde mi punto de vista, no se responde como debería responderse, debido al ruido e interferencia mental que generan los prejuicios, las subjetividades, basados estos en una pobre vida de virtudes y en una ausente vida dedicada a construir el intelecto. Esa es la respuesta lo mas objetiva posible, que esgrime mi elocuencia escrita, del porque ciertas personas no ven manzanas donde hay manzanas, y todavía afirman, con total autoridad, o bien, con una autoridad auto-proclamada, de que esa es la verdad, la pura verdad, y nada mas que la verdad; y que la persona que muestra la manzana, y al mismo tiempo, la misma que pregunta: ¿que es esto?, con el objetivo de obtener la respuesta que es la evidentemente correcta; dicha persona, esta última, "es la que está equivocada", y no así, la que da una respuesta apócrifa a cada cuestión que se le presente ante sus narices autoritarias.

Si bien, el comportamiento mas plausible o correcto, ante aquel escenario, anteriormente expuesto, luego de ser receptores de una respuesta errónea ante una cuestión tan evidente, es el de, literalmente "cerrar nuestra boca", saber detenernos a tiempo, y luego, continuar con nuestros quehaceres diarios de la vida en lo que nos concierne a cada uno. Con lo anterior nos damos cuenta de que hay ciertas personas que no son capaces de comprender a otras, aunque estas últimas sean tan elocuentes y evidentes por si mismas, tal como una manzana, con el resultado de que habría en este mundo, infinidad de capas de entendimiento de una cierta realidad, realidad que es evidente a todas luces, ya que no me refiero aquí a ciertas realidades mas complejas, oscuras y escondidas a la Luz de la razón humana, las cuales requieren mas tiempo y esfuerzo, individual o cooperativo, para aplicar el método necesario, de manera tal, que nos ayude a arribar hacia una verdad lo mas objetiva posible, tal como si fuera el fruto de un árbol de situaciones y de cosas, mucho mas complejo que el que aquí deseo poner en tela de juicio crítico, y con una esperanza de comprensión cada vez mas amplia por parte de todos. Por ello es que aquí intento analizar lo evidente, ese objeto de estudio que no requiere de metodología alguna para obtener una determinada verdad respecto de él, sino que requiere, simplemente, el uso de los 5 sentidos, mas el sentido común de vez en cuando.

Por lo tanto, y en base a todo lo anterior, pregunto nuevamente: "¿Porque será que a algunos, les muestras una manzana, les preguntas que es, y responden, que es una camisa azul con botones rojos?"

Y ante toda respuesta errónea a toda pregunta evidente, si bien no nos queda otra opción que alejarnos de ese impulso de querer obtener la respuesta obvia: "manzana", el silencio será nuestro siguiente accionar, con cada intento de explicar el porque una manzana es una manzana, el receptor de la pregunta intentará confundirnos con re-preguntas y con frases ad hominem, con lo cual, nos veríamos envueltos en una vorágine léxico/semántica interminable, y con las consecuencias que todos podemos llegar a imaginarnos, sin tener que detallarlas aquí. En definitiva, ante una situación como la planteada, la segunda acción, luego de obtener una respuesta incorrecta a una pregunta obvia, es huir lo mas pronto posible, no porque no queramos iluminar a dicha persona empecinada en decir que la manzana que le mostramos no es una manzana, sino que, debemos huir, debido a la negativa implícita, -encerrada en elucubraciones apócrifas respecto del objeto en evidencia-, de dicha persona, en querer comprender, lo que no puede, por la misma razón de lo que yo nombraba unos párrafos mas arriba y que resumo como la falta de virtudes morales y éticas sumada a la ausencia de todo intelecto, frente a la supremacía del individualismo, las banalidades, el simplismo, la ausencia de empatía y la creencia que la felicidad eterna es lo único que debemos anhelar en la vida, evitando con extremo fervor, todo sufrimiento que proviene del mejoramiento de uno mismo. Es como intentar clavar un clavo en la pared para poder colgar un cuadro con una bella pintura de una manzana a punto de caer sobre la cabeza de Newton; la pared y nuestros músculos deben sufrir, antes de que podamos disfrutar de una bella y elocuente pintura. Pues, estas últimas personas, intentan colgar sus cuadros sin martillo, sin clavo y menos que menos, sin dañar la pared, con la potente intención y la ferviente creencia, de que, aún así, obtendrán la felicidad al disfrutar de la belleza del cuadro "colgado por ellos", sabiendo que este último, se vendrá abajo ni bien despeguen sus manos de los marcos. Para disfrutar de la belleza interna, debemos utilizar un buen martillo y, de seguro, varios clavos, porque a veces, las paredes se resisten, y los clavos se doblan, uno tras de otro, por lo que, nuestra perseverancia nos llevará a buen puerto, y el cuadro lucirá firme, por mucho tiempo.

Por lo tanto, el querer colgar un cuadro, con solo presentarlo por medio de nuestras dos manos, sobre la pared, esperando que el cuadro no se caiga al soltar las manos, es lo mismo que expresar que una manzana no es una manzana luego de mirarla. Para dar la respuesta correcta a todo esto, para poder colgar el cuadro, y para poder expresar, que la manzana mostrada, es en realidad una manzana, no puede hacerse jamás, sin una cuota de lágrimas de nuestra parte, sin dejar un poco de nuestro ser dentro de la esencia de dichos objetos, y para ello, es necesario acercarnos a las virtudes y a alejarnos de los vicios, acercarnos a la moral, a la ética, al estudio, a la filantropía en silencio y sin ventilaciones hipócritas, al uso del silencio interior, al cultivo del intelecto, al alejamiento de lo banal y del simplismo, y a la práctica y cultivo constante de nuestro carácter, lo cual debe englobar y regir a todo lo demás.

Entonces, basado en todo lo anteriormente expresado, me voy a referir a un suceso de la vida real, el cual nos ha tocado vivir muy de cerca, y para nada me dedicaré a preguntar "si una manzana, al verla, o mejor aún, al mirarla, el receptor de la pregunta es capaz de expresar que es una manzana, o por el contrario, es capaz de esgrimir una respuesta errónea sin vacilar, como por ejemplo, que dicha manzana mostrada, es una camisa azul con botones rojos". Ahora, expondré un ejemplo de la vida real, y que nos ha tocado vivir de cerca, muy de cerca, y además, para que todo lo anterior se contextualice y se comprenda mejor.

Hace un buen tiempo ya; yo diría que hace mas de un año; vengo denunciando un acto totalmente banal, egoísta, inescrupuloso, riesgoso, repleto de desvalores implícitos, cargado de contenidos relativos a las pulsiones mas primitivas del ser humano, al igual que todo otro ser que tenga la capacidad de reproducirse, sobre la faz de la Tierra. Dicho acto, tuvo un emisor y un receptor; siendo el primero de ambos, una persona de unos 40 años, de sexo masculino, quien fue el que envío lo anteriormente citado, hacia un receptor, también de sexo masculino, de 13/14 años de edad, es decir, un niño, el cual se encontraba reponiéndose de 3 meses de quimioterapia. El emisor, de aquella bajeza moral y ética, descrita de manera implícita, mas arriba en este mismo párrafo, junto con quienes lo apoyan, no pueden distinguir que "hay una manzana en la palma de mi mano"; por lo que, contrariamente, lo que logran ver (porque ni siquiera miran), es una construcción significativa propia, tal como un fundamento correcto para todo contexto semántico que se encargue de limpiar sus culpas, y todo posible daño que haya podido causar con su envío. Y como última respuesta a mis variadas denuncias, ocurrió algo que debía ocurrir, porque no existe una acción sin una reacción, es decir, no existe una considerable y ejemplificadora consecuencia, tal como la que se ha desprendió de mi última denuncia, para un acto tan deplorable como el que intento describir aquí, de manera un tanto velada. Debe saberse que todo acto tiene sus consecuencias, toda acción tiene su correspondiente reacción, y si lo anterior se da con uno mismo, lo que sucede es un aprendizaje, y un acto meramente introspectivo, de crecimiento interior; pero, por el contrario, si el acto inmoral está dirigido hacia otra persona, en este caso, hacia un niño del mismo sexo que el emisor mayor de edad, lo que se dará como consecuencia directa, es un castigo, y no un aprendizaje; si el que castiga, en este caso yo mismo, en calidad de denunciante; tiene el suficiente carácter y la suficiente firmeza en sus convicciones como para hacerlo una y mil veces, y hacia los lugares y personas que sean necesarios, sin importar quienes sean estos últimos.

Pero esta persona emisora de aquella bajeza moral, y también, todos los que lo apoyan a su alrededor, debido a su negativo reconocimiento de su culpa, sumado a un intelecto totalmente vacío, y a unas virtudes y valores inexistentes, continúan viendo una "camisa azul con botones rojos en la palma de mi mano", en lugar de mirar lo que realmente es, una manzana, es decir, el llegar a reconocer que ha sido un hecho muy grave e inmoral. Obviamente, el castigo, como consecuente reacción de mi parte; quien soy el que posee y quien mira a la manzana perfectamente sostenida por la palma de mi mano, pero también como reacción de otra tercera parte; ha sido ejemplificador, debido a que esta tercera parte también vio la manzana en la palma de mi mano, mientras que el emisor de aquella inmoralidad, únicamente continúa viendo lo que quiere y necesita ver, al igual que todos los que lo apoyan a su alrededor.

Por lo tanto, y retornando al ejemplo de la manzana, no hay peor ciego que quien no quiere ver, expresa un dicho por ahí. No hay peor mentiroso he hipócrita, que quien no quiere reconocer sus errores, ni la verdad desprendida desde sus actos inmorales, y como tales, son personas peligrosas, porque el auto-convencimiento de que tienen la razón, contra el castigo aplicado (y sufrido por él mismo) por no tener la razón, castigo que estará siempre allí, recordándolo día tras día, noche tras noche; dicho conjunto de cosas antedichas, es un generador de odio en constante auto-represión, hasta tal punto, de que esta persona pueda llegar a cometer una locura, ya sea consigo mismo, o bien con los que antes lo apoyaban, o también, contra los demás, en este caso, con el niño receptor de aquella inmoralidad, o bien con el denunciante y generador del castigo, es decir, mi persona, o con quien sabe quien, de mi propio ámbito familiar muy cercano. La no aceptación de su culpa, el intento aparentemente eterno de querer ver una camisa azul con botones rojos, en lugar de una manzana, junto con el castigo aplicado (siempre hablando del propio sufrimiento del emisor de aquella inmoralidad, tal como lo expresa la Eterna Recurrencia), y con el saber, de manera inconsciente, que ha obrado mal aunque siga sin reconocerlo nunca, es como comparar el sufrimiento que les genera el monstruo que habita el Averno de Dante, hacia sus victimas.


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14/12/2017

Y como podrán apreciar, (dividiendo la imagen superior, en dos mitades iguales, mediante una línea imaginaria vertical) si sumamos cada número de la izquierda, con cada número de la derecha (que se encuentran al mismo Nivel), obtenemos siempre el número 9, es decir, obtenemos el número que representa, de manera arquetípica, al Pináculo del Compás; al Cielo, al Cenit, a Dios, al GADU, y hace una buena referencia a uno de los 7 Principios Herméticos mas influyentes en lo que se relaciona al cambio positivo de nuestra personalidad: "Como es Arriba es Abajo, como es Abajo es Arriba".

Algunos, sin poder comprender ciertos de mis artículos, mas específicamente los artículos en los que me refiero a una gran cantidad y calidad de números de diferentes valores y significancias, mi respuesta inevitable es, que ciertos de mis artículos, son solamente para quienes tienen ojos para ver, y sin vanidad en mis palabras, porque es la pura verdad, y la verdad, por mas que duela, sigue siendo una verdad. Y he aquí un ejemplo de nuestro símbolo masónico, el cual representa los límites que debe tener el ser humano (impuestos por el GADU, el Big Bang, Dios, o mi mas preferida, la propia psique de uno mismo, dependiendo de las preferencias de cada ser, de manera individual e introspectiva), representado por el Compás; por sobre la Justicia, la rectitud y la equidad, unidos por el vértice de la ética y la moral provenientes desde la Escuadra. Esas son, de manera resumida por supuesto, las representaciones arquetípicas del símbolo masónico que nos recuerdan a cada instante, que debemos ser eternos perfectibilistas, pero, lejos de ser un dogma, dicho símbolo tiene otras "aplicaciones y variantes", y para saber esto, sobre lo que sería un símbolo escondido detrás del otro, una especie de meta-símbolo diría yo, solo dedíquese a observar la imagen superior, y entenderá el porque de mi interés en los números y de las huellas numérico/lingüísticos de los diferentes suceso ocurridos en todo el mundo y en diferentes escenarios. E imagínense el resto de los símbolos, ¿cuántos meta-símbolos tendrán, para otros designios? Y aquí no estoy haciendo juicios referentes a lo bueno y a lo malo de este mundo; debido a que el resultado final de la aplicación del símbolo, es lo que cuenta, resultado aquel, que sola e indefectiblemente, debe ser bueno y positivo para el mundo; porque solamente me dedico a observar y a pensar, fundamentado lo anterior, en el estudio y en el mejorarme a mi mismo, para luego poder mejorar a los demás dentro de mis inherentes capacidades de hacerlo, por supuesto.

Y en referencia a los números que he detallado en la imagen, obsérvese algo muy importante, y que la suma de todos los extremos, tanto de Compás, como de la escuadra, dan como resultado el número 9, que es el valor del pináculo del Compás, lugar que representa la apoteosis en las variadas subjetividades que le queramos dar a dicho punto mas alto que Corona dicho Símbolo. Por ejemplo, si sumamos los extremos inferiores del Compás de esta manera: 3 + 6, nos da 9; si sumamos los extremos superiores de la Escuadra, tal como sigue: 8 + 7 + 1 + 2 = 18, y 1 + 8 = 9, y además, si sumamos los valores inferiores de la escuadra, así: 5 + 4 nos da otro hermoso número 9, tal como el extremo superior del Compás, extremo elevado por donde lo toma el GADU, o cualquier ser humano que haya llegado a su propia Apoteosis, al entendimiento inherente a su Verdadero Secreto, personal e intransferible. El 9, está en todos lados, dentro del símbolo masónico, aún, cuando no lo podamos ver, es omnipresente.

Con esto no intento expresar que la masonería propicie dichos meta-símbolos, ni mucho menos, sino que, dichos símbolos, poseen una carga numérica ancestral, que nos trasciende a todos, y que la masonería lo utiliza a los primeros (no a los numéricos) para representar al Hombre Verdadero, de Buenas Costumbres, de intachable Moral y Ética, estudioso, alejado del simplismo y de las banalidades provenientes desde una capa de una sociedad de gran envergadura, la cual devora a la sociedad compuesta por una minoría, esa misma que desea escapar de la primera, pero que esta logra devolver de nuevo a muchos que son débiles de carácter, hacia el mundo del simplismo y de las bajezas morales y éticas que todos conocemos; mientras que, quizás, otra institución, diferente a la masonería, pueda llegar a utilizar el mismo símbolo, para otros fines arquetípicos.

La sociedad actual, la dominada por poderosos egos provenientes desde una mercadotécnia deshumanizada, destinada a exaltar a los simios y a los reptiles que portamos dentro (aquellos egos), y a reprimir al Homo Sapiens Sapiens, no puede mejorarse a si misma, y arrastra consigo, a los que lo intentan, pero su pobre carácter, los termina devolviendo al seno de dicha sociedad light, infantilizada, que no piensa y que desea ser eternamente feliz; porque el Hombre que piensa, consume mucho menos que el Hombre que NO piensa, ese que se encuentra bajo los influjos de aquellos egos.

Quien no hace suyos, por medio de un gran carácter, a estos símbolos (y no tanto a los meta-símbolos, como los números descritos sobre la imagen, si bien no dejan de ser esclarecedores), podrá elevarse, podrá ser mas consciente, pero eso tiene el gran costo de la soledad, por pasar a ser parte de una minoría desperdigada por diferentes puntos del planeta Tierra. Pero la soledad, nos hace ver cosas que otros no, nos hace sentir cosas que la mayoría no lo siente, el sufrimiento proveniente desde la soledad, nos hace avanzar hacia una nueva etapa evolutiva de nuestro largo proceso de individuación. Quien huye del sufrimiento y se atrinchera en el ámbito infantilizado de lo paterno/materno, jamás se convertirá en un individuo, y jamás se elevará, y jamás será consciente de la Verdad Inocultable, jamás será espectador en primera fila de aquello que llamamos, la Verdad Primordial que cada uno de nosotros debemos descubrir en nuestro interior, verdad que lo espera a cada rincón del proceso de auto-evolución personal.

Nelson J. Ressio.


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01/12/2017


Explorando las profundidades de la psique humana y las complejas interacciones entre virtud y sombra, la imagen precedente, nos sumerge en un fascinante laberinto de pareidolia y reflexiones existenciales. A través de un lenguaje intenso y evocador, se plantea la familiaridad inquietante de unas manos y cómo estas representan tanto la conexión con lo conocido como la amenaza para aquellos que carecen de virtud. En este texto, nos adentraremos en un viaje de introspección y análisis, donde la sabiduría, la ética y la moral se entrelazan con las sombras de la mente, revelando intrigantes paradojas y revelaciones inesperadas.

La fascinación por las manos y su poder evocador es un fenómeno que ha intrigado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. En la obra anterior, se plantea la sensación de familiaridad que pueden generar estas extremidades, aunque de manera irracional. Es interesante observar cómo nuestra mente, llena de sombras y divagaciones, puede desencadenar pareidolia, llevándonos a encontrar patrones y reconocer familiaridad en lugares inesperados. Es como si nuestras psiques atormentadas buscaran constantemente significado y conexión en el mundo a nuestro alrededor. Sin embargo, hay una dicotomía evidente entre aquellos que poseen una moral, ética y sabiduría elevadas, y aquellos que carecen de estas virtudes. En la imagen que se plantea, esas manos familiares parecen no comprender los valores y perspectivas sabias, e incluso llegan a actuar en contra de ellos. Surge entonces la paradoja de que incluso siendo la encarnación de la moralidad, la ética y la sabiduría, uno puede convertirse en una amenaza para aquellos que carecen de estas virtudes. Aquellos que se sienten amenazados buscarán destruir al individuo sin que la culpa pese en sus conciencias, aunque la culpa esté presente, latente y reprimida en lo más profundo de su inconsciente. Este proceso de destrucción puede ser comparado con la acción sigilosa de una araña que, poco a poco, succiona los jugos internos y putrefactos de sus víctimas. Curiosamente, aquellos que actúan como victimarios terminan siendo también víctimas de sí mismos. Las balas que se arrojan hacia el objetivo finalmente se estrellan contra un espejo de hierro, reflejando la realidad de su propia culpabilidad.

La imagen nos invita a reflexionar sobre la complejidad de las interacciones humanas y las sutilezas del comportamiento humano. Nos muestra cómo las percepciones subjetivas pueden influir en nuestras relaciones con los demás, generando un constante juego de pareidolia psicológica. Además, nos revela la paradoja de que incluso aquellos que encarnan la virtud y la sabiduría pueden ser considerados una amenaza para aquellos que carecen de estas cualidades. En definitiva, la reflexión y la introspección son fundamentales para comprender la complejidad de nuestras propias psiques y las dinámicas que se establecen en nuestras interacciones sociales. No podemos ignorar las sombras que habitan en lo más profundo de nuestra mente y, al mismo tiempo, reconocer que la virtud y la sabiduría pueden convertirse en armas poderosas en el juego de la vida.

Como afirmó Carl Jung, "quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta". Por lo tanto, es importante explorar nuestras sombras y comprender cómo nuestras propias acciones pueden influir en los demás, incluso cuando estamos convencidos de que nuestro camino está guiado por la moral, la ética y la sabiduría. Solo a través de esta conciencia y aceptación de la complejidad humana podremos navegar por las turbulentas aguas de las relaciones humanas con mayor claridad y compasión.

En un fascinante y profundo recorrido por la psicología humana, la imagen de arriba nos invita a reflexionar sobre la complejidad de nuestras interacciones y la importancia de la introspección. A través de metáforas poéticas y un estilo enigmático, se nos revela la paradoja de cómo la virtud puede convertirse en amenaza y cómo nuestras acciones tienen repercusiones en los demás. En última instancia, esa imagen nos impulsa a explorar nuestras sombras internas y a cultivar una comprensión más profunda de nuestra propia humanidad, con la esperanza de establecer relaciones basadas en la empatía y la compasión.


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